Dos argentinas sueltas en Utah

Enclavada en el norte del estado de Utah se abre Park City, una ciudad minera reconvertida en destino de esquí, de fácil acceso gracias al nuevo Aeropuerto Internacional de su vecina Salt Lake, a solo 35 minutos.

Mountain es la estación de esquí más grande de Estados Unidos, con 348 pistas que se abren en noviembre y suelen extender su temporada hasta mediados de abril.

Son parte de Vail Resorts y del Epic Pass.

Deer Valley Resort, en cambio, es reconocida por ser la mejor estación de esquí del mundo, con la idea de llevar la experiencia de hotel 5 estrellas a las pistas. 

En el corazón que cruza el desierto con el esquí, se afincaron Valentina y Agostina. Uno de los restaurantes más nuevos de Main Street se ha convertido en un elemento básico de la comunidad y es propiedad de esas dos mujeres argentinas, que llegaron a Park City originalmente con una visa de trabajador temporal. Tina´s Bakery se convirtió en el especialista en empanadas de la ciudad, y ya abrieron una segunda tienda en Salt Lake City, además de contar con un food truck que es un infaltable en los eventos de fútbol americano y venta por mayor a muchos de los bares de la región.

Las maestras del repulgue

Valentina Udabe nació en Eldorado, en Misiones. De pequeña se codeó con la cocina gracias a que su mamá y su abuela materna fueron propietarias de un restaurante. Allí aprendió a cocinar. Agostina Alvarez, en cambio, nació en Buenos Aires. Vivió su infancia en Belgrano, más tarde se mudó a Pilar. Nunca se conocieron en Argentina, aunque, curiosamente, siguieron un camino parecido. El amor las retuvo en Utah, aunque ninguna de sus parejas sobrevivió hasta la actualidad, fue el sentimiento que sí se prolongó por al menos una década, lo que las convocó a afincarse allí. 

Agos tuvo un trayecto más complejo. Conoció a su ex-pareja en Buenos Aires. El vivía con su familia en Park City. No era ciudadano, tenía un green card. “Emigré con él directamente, pero fue un proceso muy tedioso y horrible -recuerda-. Había entrado acá con una visa como turista porque yo no estaba lista para casarme. Después tuve una visa estudiante porque estaba haciendo un master. Viajé  a Argentina para el casamiento de mi mejor amiga y cuando voy a la embajada, me denegaron la visa, tanto la de estudiante como la de turista. Así que, ahí nos tuvimos que casar”. Pero como él no era ciudadano, el proceso fue una espera de dos años en el que su pareja no podía salir del país y ella o no podía entrar. Así que estuvieron en una relación a la distancia por dos años. Casi treinta meses después a Agostina le aprobaron su green card, lo que le permitió mudarse definitivamente a Park City. Un largo tiempo después terminó separándose de aquél joven, y se enamoró otra vez. 

Valen, en cambio, llegó a Park City con amigos. Allí conoció a su ex-marido, se enamoró y se terminó casando. “Llegué con la visa de work and travel en 2011 en compañía de algunos amigos -cuenta-. Aquí conocí a mi pareja. El es americano. Estuvimos juntos una década. En aquél momento no sólo me sedujo él, también la ciudad. Y así me terminé quedando”.

Utah es un estado en el que, particularmente, hay pocos argentinos. Por eso, todos forman una piña apretada. Se conocen, se frecuentan, arman grupos de pertenencia para debatir los temas nacionales. 

Tanto Valen como Agostina formaban parte de un grupo común liderado por otra argentina. Ella las presentó en 2017. Primero llegó la amistad y más tarde el proyecto compartido: un espacio donde el horneado es la clave para las cosas ricas. Así nació Tina´s Backery, uniendo las dos ultimas sílabas en común de sus nombres, un local localizado en el centro histórico de Park City, al que acaba de seguir otro en Salt Lake City. 

La idea emergió en pandemia. «En junio 2020,  Agostina y yo -dice Valentina- cocinamos para el cumpleaños de mi ex marido. Hicimos empanadas y dulces argentinos. La mayoría de los invitados eran americanos, y quedaron fascinados. Al otro día decidimos hacer algo juntas, y abrimos un Instagram. Empezamos a hacer delivery desde nuestras casas. Nos fue tan bien, que a los dos meses ya estábamos buscando un espacio para abrir nuestro local a la calle”.

Juntos y saboreando

Su meta fue trasladar el placer de compartir la mesa con familia y amigos. “Llevamos nuestras tradiciones y recetas familiares -dice Agostina, quien hornea todos los dulces, tortas y galletas-. Mi tía es la panadera de la familia y aprendí todo de ella en Argentina”. En tanto, su socia es responsable de tartas y empanadas. «Seguí las recetas de mi abuela y tomé el camino salado”, explica.

Ambas tenían trabajos fijos cuando iniciaron la tienda. “Supuse, cuando comenzamos, que íbamos a hacer 6 empanadas al día -relata Agostina-, pero los pedidos escalaron rápido y ambas re enfocamos nuestra dedicación laboral”.

Ambas coinciden en que la comunidad local es muy amigable. “Es una ciudad particular para emprender -relata Valentina-, tenemos alrededor de 8000 habitantes, y 3 millones de turistas en el año. Hay que adaptarse a la locura de los inviernos, y en los meses lentos hay que rebuscársela para mantener el local abierto. De todas maneras es un excelente ciudad no solo para emprender, sino también para vivir. Hay esquí, mountain biking, camping, lagos. Mucha actividad al aire libre”. 

Uno de sus servicio estrella consiste en invitarlas a casa: ofrecen todo lo necesario para hacer empanadas en tu propio horno. Tina’s Bakery ofrece empanadas de carne, pollo ligeramente picante, carne al Malbec, verduras salteadas, choclo y salsa blanca, y jamón y queso, todas sus versiones preparadas frescas todos los días, para recoger por pedido anticipado o congeladas para hornear en casa. Valentina también crea tartas saladas desde cero, como la de crema de espárragos, queso y pancita, verduras asadas y calabaza, ricota y cebolla caramelizada.

«La vida aquí es muy tranquila -dice Agos-. A la gente le gusta salir a comer, hacer actividades al exterior, y al ser un lugar de vacaciones, todo el mundo esta siempre de buen humor. Es hermoso vivir en Park City”.

Los proyectos siguen. «Queremos montar un food trailer y expandir la venta por mayor de empanadas congeladas -afirma Valen-. Cocinamos porque nos encanta compartirla. Ése es un sentimiento que queremos compartir con nuestros clientes. Se trata de tradición familiar y de compartir nuestra cultura. Hacemos la comida que comemos y la compartimos con nuestros clientes, invitándolos a que ellos se sumen a la cadena”.

Por Macarena Neptune