Una propuesta distinta en la zona

Historias del buen comer

Francisco Pidal es un verdadero referente de la gastronomía de nuestra zona; él está en este negocio desde 2003, sus hermanos Rodrigo y Alejandro, con el catering, desde 2012. Sin embargo, la vocación por el servicio y la buena comida se remonta años atrás.  

“Mi abuela fue una de las pioneras del catering en la Argentina, allá por los años 70. Su empresa se llamaba Organización Ochoa (8A) y fue de los primeros emprendimientos de este tipo en el país. Lo armó de la nada, ya que enviudó con 9 hijos, y pronto se convirtió en un referente en el catering y organización de eventos. Estoy seguro que si le preguntás a mucha gente de 60 o 70 años, te dirán que el evento lo hicieron con 8A, la empresa de mi abuela argentina.

De parte de mi padre también nos viene este gusto por el buen comer. Él medía dos metros y pesaba 130 kilos. Su único vicio fue la comida. Todos los hermanos aprendimos a comer bien y darle importancia a la comida. No era que mi padre buscaba el mejor restaurante, el más lindo o el más fashion, sino que elegía el lugar donde comer bien.

Cuando éramos chicos, (somos 7 hermanos), en Paraguay, mi casa siempre fue una casa abierta para todo el mundo. Creo que de ahí nosotros sacamos el don de servicio, de atender a la gente, disfrutar la experiencia de ver a las personas pasándola bien. Eso es algo innato en toda mi familia, de una manera u otra tenemos afición por la comida. Además, casi todos somos cocineros, cada uno con su estilo, pero nos encanta cocinar”.

La aventura de emprender 

Un verdadero emprendedor no sólo tiene ideas nuevas y las pone en práctica. El verdadero innovador prueba, aprende, cambia, corrige, reafirma, impulsa y crece. Francisco, a lo largo de su trayectoria, atravesó todas las etapas y sigue adelante.

“Me metí de lleno en la gastronomía en el 2003, pero el tema de los restaurantes comenzó en el 2006 con Las Tablas, en Nordelta. Ya tenía una pizzería en Santa María que se llamaba Las Tablas, y entonces le pusimos el mismo nombre. Las cosas nos fueron muy bien, y así es como empezaron a darse distintas oportunidades.  Al año siguiente, en el 2007, abrimos Canta el gallo. Lo abrimos en 21 días: nos habían ofrecido una casa pelada, sin nada, y en tres semanas la convertimos en un restaurante. 

A Canta el gallo le siguieron otros emprendimientos, como Tutti a távola, el restaurante italiano que pusimos cuando comenzó el Centro Comercial y marcó toda una tendencia. La gente lo sigue recordando con mucho cariño. 

Después vinieron Taberna La Bahía, Zío Paco y El Faisán Catering. Tenemos toda una historia, con muchos errores y aciertos, pero de los errores se aprende, son una gran oportunidad si uno los reconoce y los corrige, sobre todo en un rubro en el que hay mucha rotación de personal y una necesidad permanente de adaptación a nuevas tendencias gastronómicas. En las experiencias de vida siempre se cometen errores, yo la llamo la ruta del aprendizaje”.

La importancia de un nombre

No podemos seguir avanzando en la nota y pretender que no vemos al elefante en la habitación… En este caso, claro, sería el TERO. 

El nombre del restaurante sorprende a quien lo escucha por primera vez, pero todo tiene una razón.

“La verdad es que, como nos ha ido tan bien con nombres de aves, se nos ocurrió Tero. Desde el punto de vista del marketing es un excelente nombre, corto, fácil de recordar, bien nacional y para la gente que vive más o menos por estas zonas es un vecino más, un animal simpático y muy cotidiano”. 

Un lugar privilegiado

Francisco nos deja pensando en cuántos días pueden pasar sin que veamos un tero. Pero dejemos al ave y pasemos a conocer mejor al restaurante homónimo.

Tero está en un lugar estratégico, un enclave entre Nordelta, Villanueva y Benavídez. El enorme local es de muy fácil acceso en auto, además tiene estacionamiento y seguridad. 

“Durante la pandemia había hablado con la gente de Eidico, que tenían un comedor acá, en el mismo predio de su edificio. Tiempo después, hará un año, surgió la idea de armar el restaurante. Hablé con mis hermanos Rodrigo y Alejandro, que tienen el catering El Faisán y son socios en Zío Paco, y decidimos asociarnos en esta nueva aventura.

Vimos el tamaño del salón, estudiamos las posibilidades que teníamos y entonces decidimos armar el restaurante para abrir los mediodías de lunes a viernes y sólo dos noches: los jueves y viernes.  

Los días de semana también hacemos eventos corporativos, como presentaciones empresariales, desayunos de trabajo, etc. Los fines de semana hacemos eventos familiares, cumpleaños, casamientos, etc.

El catering es el resultado de la exitosa experiencia de mis hermanos, con años de servicio y conocedores de la necesidad local dio paso al armado del salón para los eventos. Hoy el catering cambió bastante, no es tan estructurado como antes, con eso de tener que sentarse a una mesa ya designada con gente que no conocías. Ahora es más descontracturado, es más de comer, charlar y circular por el salón. 

En Tero manejamos muchas variables y la oferta es muy amplia. Nosotros solemos decir que no es una mezcla, sino que es un híbrido porque es o restaurante o salón de eventos, se transforma según la demanda y cubre distintos tipos de necesidades y requerimientos”.

Clásico, moderno y delicioso

El éxito de un restó no depende solamente de la excelencia de su comida, sino también del equipo de trabajo y la dedicación de sus dueños. En Tero, todo eso se percibe al instante en que uno se sienta a la mesa.

“A mis hermanos y a mí nos gusta estar en todos los detalles. La carta la armamos nosotros junto con el equipo de cocina y hablamos mucho con el personal del salón, para conocer el feed back de los clientes. 

Lo bueno es que en muy poco tiempo se armó un muy buen equipo de trabajo. Hay mucho profesionalismo, gente que ha trabajado en emprendimientos gastronómicos muy importantes y que cuentan con una gran experiencia.  

Nosotros le damos una importancia fundamental a nuestra estructura de trabajo, en especial a nuestro staff, tanto la cocina como en el salón, porque sabemos que es esencial que los empleados se sientan cómodos donde trabajan. Eso se ve reflejado en el servicio.

En cuanto al tipo de cocina, lo pensamos mucho y decidimos orientarnos hacia una cocina clásica, aggiornada, pero no del tipo gourmet, por así decirlo. Podemos decir que es una cocina internacional, aunque no hay una identidad específica de algún país. Puede ser que tengamos un poco más de influencia mediterránea, que es hablar de Italia, de España, de Francia, pero, en general, hablamos de una cocina más bien tradicional, clásica, con algunos toques de modernidad. En la actualidad, se combinan muchos sabores de oriente con occidente, salsas, mezcla de sabores. Antes, si hacías una cocina española, solo se usaban ingredientes clásicos. Lo mismo sucede con los platos: te vas a comer a España a un restaurante clásico, y te encontrás con dumpling de cerdo, milanesa (escalope) en panko, es decir, hay productos orientales fusionados con la cocina tradicional.

Eso sí, le damos muchísima importancia a los insumos, a la elección de proveedores, a los productos con los que vas a elaborar cada plato. Ahí no podés fallar, lo que se llama ´la compra´ es uno de los pilares básicos del éxito para cualquier negocio de gastronomía.

La idea es que la gente venga, coma bien y tenga una linda experiencia gastronómica pensado en distintos platos, a base de carne, pescado, mariscos, etc.”

Espacios para todos los gustos

La disposición de las mesas, la comodidad y la calidez del lugar son rasgos que distinguen a cualquier establecimiento gastronómico y resaltan su personalidad. En el caso de Tero, comer bien incluye sentirse (y sentarse) cómodo.

“Un aspecto en el que trabajamos mucho fue en el aspecto del restaurante. La idea fue que tuviera un aire antiguo, pero aggiornado, por así decirlo; una especie de bodegón moderno, con todas las comodidades, pero sin perder el aire de un restaurante clásico. 

El reto fue convertir un lugar tan amplio en un espacio confortable y acogedor, que brindara cierta intimidad, en donde se pudiera disfrutar la comida y charlar con toda la distensión que alguien merece cuando va a comer afuera.

La distribución de las mesas es fundamental. En un espacio como éste podríamos poner más, la idea es que el cliente no esté apretado, incómodo o escuchando conversaciones de otros comensales. Ese espacio generoso forma parte de la identidad de Tero, que tiene dos semi privados, uno para 10 personas y otro para 7. 

Mención aparte merece el privado, que ambientamos junto a la Bodega Salentein, que es un salón dentro del restaurante destinado a reuniones para que hasta un máximo de 25 personas puedan estar cómodas. Lo contratan muchas compañías que hacen desayunos empresariales, charlas o presentaciones debido a la privacidad y confort. También se destina a eventos o fiestas privadas, como aniversarios y reuniones de trabajo.  

Los que usaron este espacio nos comentaron que cuando estás ahí, no escuchás nada de la actividad del restaurante, estás bien apartado. Incluso tiene una entrada independiente, quienes requieran privacidad, como si vinieran invitados que son figuras públicas o famosas.

Boca a boca, plato a plato

Quien pasa en auto por la Avenida Agustín M. García y ve las luces de Tero, puede imaginar que es un espacio destinado solo a eventos corporativos o familiares. Pero lo cierto es que Tero ya se ha impuesto como una excelente alternativa gastronómica dentro de la gran oferta de la zona.  

“Nosotros no empezamos haciendo demasiado ruido, ni campañas de marketing, ni nada parecido. Simplemente arrancamos y fuimos dejando que empezara el boca en boca, que es una de las publicidades más efectivas que hay. 

Y la verdad es que nos funcionó muy bien y sigue haciéndonos crecer. 

Ya tenemos muchos habitués, y cada semana se va sumando público nuevo. De todos modos, ahora vamos a armar una buena campaña en redes, pero la idea, el concepto de Tero, siempre fue que la gente vaya conociendo el restaurante a un ritmo tranquilo pero sostenido”.    

La carta, por favor

Si leer sobre la historia y las características de Tero te despertó el apetito, entonces es momento de preguntar por el menú.

“En Tero innovamos todo el tiempo en el menú. Es un desafío que nos ponemos, pero también es algo que nos encanta, que nos divierte. Siempre le digo a los cocineros que tenemos que ser creativos y estar buscando nuevos sabores.

Trabajamos mucho con sugerencias. Tenemos una carta de noche acotada, pero muy bien surtida de pescados, carnes, mariscos, pastas, risottos y otros platos. A veces pasa que una semana aparece un proveedor con tal producto que es muy fresco y bueno, entonces elaboramos un plato con ese producto y va directo a las sugerencias del día. Eso es lo lindo para el cliente, para el que viene seguido: entre los platos que sabe que va a encontrar y que tal vez viene a buscar, siempre puede llevarse una sorpresa muy agradable con un plato que lo sorprende y lo tienta.

Los mediodías de lunes a viernes tenemos distintos menúes: de sugerencias que rotan todos los días y el ejecutivo que son platos fijos. O sea, que podés venir todos los días y vas a poder comer siempre algo distinto.

Dentro de las sugerencias, hay un plato para quienes hacen dieta que se hace en base a la dieta Keto. Pueden venir los cinco días de la semana y seguir su dieta sin que se vuelva monótono. Todos los días hay una alternativa distinta. También hay opciones para los vegetarianos, para los celíacos, etc. Tratamos de que todos puedan venir, pasarla bien, compartir un buen momento y comer rico dentro de sus preferencias o sus posibilidades”.

Nuestro simpático TERO camina con cuidado, atento a su entorno, con pasos seguros pero decididos, y siempre está preparado para levantar vuelo.

Tero restaurante, de la mano de Francisco, Alejandro y Rodrigo Pidal, ya dió sus primeros y firmes pasos en la gran oferta gastronómica de la zona y está levantando vuelo hacia el paraíso del buen comer. ¿Te sumás?

Por Marcelo Iglesias

Fotografías: Fabián Sans

CONTACTO

TERO RESTAURANT & SALÓN DE EVENTOS

Edificio Eidico – Avenida Agustín M. García 

9501 – Nordelta / Benavidez

Reservas 11 3112 8757 

IG @tero.resto

Lunes a viernes | 12 a 16 hs

Jueves y viernes | 20 a 24 hs