CAMARONES: El pueblo desconocido de Chubut que está marcando la diferencia

Ser espía también tenía sus costos al fin de la Edad Media. El portugués Simón de Alcazaba y Sotomayor fue uno de los tantos recusados en su país por defender intereses españoles. Con sus mapas bajo el brazo, y la anuencia de Carlos V, es nombrado gobernador de Nueva León en 1534 y se le encomienda una expedición, para la que parte con dos naves y 250 hombres ese mismo año. Tentados por el Estrecho de Magallanes, un hito para cualquier navegante, intentan el pasaje, pero el clima se los impide. Vuelven sobre sus pasos bordeando las cosas de la actual Patagonia. En busca de provisiones el 9 de marzo de 1535 atraca en lo que hoy es Caleta Hornos, en la Bahía Gil, 29 kilómetros al sur de la actual localidad de Camarones, provincia del Chubut, y funda el «Puerto de los Leones”. Todo un año antes del primer intento de Pedro de Mendoza de fundar Buenos Aires. Ese hecho, que no figura en los libros de historia, se celebra el primer domingo de marzo de cada año en El Torreón de Camarones, creado en conmemoración de la fundación de Alcazaba. 

El imán de la zona son las ballenas. Puerto Madryn y su colega Pirámides se llevan todas las miradas. Como el arrastre de una nave al hundirse, los alrededores quedan aleteando tratando de sobrevivir a tanto magnetismo. Sin embargo, para el viajero de filigrana, ese que escudriña el mapa buscando recovecos, Camarones salta como punto de interés. Llegar tiene algo de aventura: 306 km en algo menos de 4 horas, tal vez 3 horas y media, por la Ruta Nacional 3 hasta la intersección con la 30 provincial y allí hasta el mar.

La llegada al pueblo es parte de la experiencia porque se accede por una pequeña loma que, desde su cumbre, permite ver allá, en el horizonte, el Atlántico de azul impenetrable.

Inscripto en la categoría del Ministerio de Turismo de Pueblo Auténtico porque mantiene su identidad e idiosincrasia de origen expresados en su patrimonio natural y cultural, su arquitectura, tradiciones y el origen de sus pobladores, Camarones tiene un escenario de excepción: el azul de sus costas, sus anchas calles y amables, su gente calurosa y calma… un secreto que se conserva casi virgen entre los visitantes de la Patagonia.

Aquello que lo mantiene alejado de los centros urbanos es lo mismo que le otorga su paz cansina que tienta a la hora de involucrarse con la naturaleza y probar la mejor gastronomía del mar. 

Bajo el susurro del mar

Visitado por navíos españoles que para 1890 buscaban aprovisionarse en sus costas, fue fundado justo en el comienzo del siglo XX. Para 1909 se crea allí la primera Sociedad Rural de la Patagonia que impone la marca de la “lana camarones” que se extiende hasta hoy.

Tiene cierto halo de pueblo perdido en el sur de Chubut. Murió muchas veces a lo largo de su historia y fue revivido otras tantas, aunque apenas saliendo a flote. Sin embargo hoy se encuentra en una etapa diferente que lo llevó a convertirse en un secreto a voces en muchos sentidos.

Es la puerta de entrada al Parque Interjurisdiccional Marino-Costero Patagonia Austral (PIMCPA), el primero en su especie en el país que intenta crear el primer Parque Nacional que proteja el ecosistema de la costa. Posee 105.000 hectáreas, de las cuales más del 70% son islas y mar. Dentro de él se encuentra el Área Natural Protegida de Cabo Dos Bahías (desde Camarones por la ruta Provincial Nº1 con rumbo sur, a 28 km., ripio), una reserva poco conocida que reúne con una fauna inusualmente diversa, en medio de una geografía de caletas y playas cada una más hermosa que la anterior. Abarca 160 hectáreas de estepa patagónica.

La roca volcánica que da origen a lo escarpado de la región contrasta con el azul intenso del Mar Argentino. Un sendero de 1 km en total de ida y vuelta, permite acceder a una gran colonia de pingüinos de Magallanes, distintos asentamientos de lobos marinos de dos pelos y de un pelo. Otro particular atractivo es el avistaje de aves. Es el sitio elegido para la reproducción de la especie endémica pato vapor de cabeza blanca no volador y varias clases de cormoranes.

Otro atractivo natural es Cabo Raso, un destino de surfistas. En el pasado fue un poblado de algo más de 300 habitantes y contó con escuela, juzgado y hotel. Fue testigo de una vibrante actividad de intercambio entre pescadores y esquiladores, además de esconder una de las playas más bellas de la región.

Por un cambio en el trazado de la ruta hasta Camarones, empezó a perder protagonismo. Hace unos pocos años nació El Cabo, un emprendimiento de hospedaje que recuperó diferentes estructuras (incluyendo un cubil felino y una hostería, pero pasando por un rancho, dos casas frente al mar, un refugio y hasta un colectivo, además de un camping) y que ofrece una forma rústica de experimentar la naturaleza (con proveeduría y abastecimiento de comidas).

Caleta Sara es un destino a 30 km. de Camarones que Mara Capdevilla y Ariel Giorgetti decidieron volver a poner en el mapa. Hoy están a cargo de lo que fue en el Club Náutico YPF de Comodoro. Allí, en un sitio donde la naturaleza es total protagonista y los habitantes permanentes son los guanacos, se puede acampar o alquilar un container con baño y cuchetas con colchones. Habrá agua potable para bañarse o consumir, asadores, un quincho rústico y un horno de barro.

Uno de los emblemas de la región es el Faro de Isla Leones, al norte del Golfo San Jorge, que dejó de funcionar en 1968, reemplazado por el Faro San Gregorio apostado en el continente. Se encuentra a (1,5 km de la costa). Está rodeado de una particular estructura de 11 lados que contiene seis habitaciones. Entre sus maravillas se encuentra un antiguo sistema de captación de agua dulce para abastecimiento realizado con piletones y canaletas.

Héctor Juantos hace 15 años fundó Viento Azul, el operador de navegación de Camarones. El con su hijo Leo son los experimentados timoneles que se le atreven al mar para llegar al faro y también a Islas Blancas, una navegación corta que provee de avistaje de toninas y, además frente a las islas, se podrán observar colonias de lobos marinos, cormoranes imperiales y avistar gran diversidad de aves marinas: pingüino de magallanes, pato vapor, skuas, petreles, paloma antártica, etc. Viento Azul también cuenta con alojamiento en cabañas y una casa de campo. 

En las costas de Camarones, además, se desarrolla cada mes de febrero la Fiesta Nacional del Salmón, que nuclea a pescadores de todo el país. El gran final lo protagoniza el Chupín del Pescador, un banquete popular al que asiste todo el pueblo.

La refundación consciente

Un imperdible es la visita guiada por el centro de la mano de Silvia Giménez, una foránea que llegó a Camarones hace varias décadas y se enamoró del lado conservacionista del lugar. La casa en la que vivió Perón es hoy museo. Pero además se pueden ver intactas muchas de las casas originales que llevan la impronta particular de la arquitectura patagónica, matizada con algo de tintes europeos.

Allí reluce Alma Patagónica, un restaurante que también pertenece a Mara Capdevilla y Ariel Giorgetti y que tiene una historia singular. Parte del edificio, la que da a la plaza central del pueblo, fue un hotel. La que da a la esquina a comienzos del siglo pasado estaba a un par de cuadras. Fue perdida en una apuesta de cartas y trasladada haciéndola rodar sobre troncos hasta su locación actual, donde se integró al restaurante más auténtico del pueblo. Ariel y Mara hacen allí una reinvención de la cocina local a base de mar o cordero, pero mucho espíritu viajero. Es corta y contundente. También tienen alojamiento.

El proyecto Patagonia Azul a través de la estancia El Sauce se ha convertido en una de las cuatro entradas abiertas al público hoy para llegar al Parque. Sin embargo, su fin es la conservación y desarrollo local, para, en simultáneo, dotar a Camarones de identidad basada en el cuidado de la naturaleza y la cultura, propiciando, a la vez, una economía diversificada y regenerativa. Es allí donde Rewilding Argentina tiene uno de sus proyectos de regeneración del hábitat natural, con una serie de pautas de ingreso guiado y el primer camping bajo esa consigna, con espacio de acampe reducido y fogón central, encajonado en una cañada que hace revivir los tiempos de soledad en esa costa.

Por Camarones pasa la llamada Ruta Azul o Ruta Escénica, que conecta Portal Rocas Coloradas, Portal Bahía Bustamante, Portal Isla Leones, Portal Punta Tombo), dos Pueblos Auténticos (Caleta Córdova y el propio Camarones), dos Parajes Históricos (Bahía Bustamante y Cabo Raso), Con ella como punto de partida se desarrollaron en Camarones varias acciones de impacto comunitario y turístico: granjas para cultivar algas marinas nativas comestibles que ya se venden encurtidas en escabeche; Chispa es un proyecto de huerta social integrativa y participativa que está generando verduras y frutas con la intención de abastecer a todo Camarones. Amigos del mar es un grupo dedicado a la limpieza de playas e islas y la realización de briquetas. El Club de Mar está dedicado a niños, invita a conectarse con el mar de una manera sustentable y natural con actividades que comprenden snorkel, avistaje de aves, kayak, trabajos respiratorios, stretching y meditación. 

Por Flavia Tomaello

El Cabo: www.caboraso.com / +5492804709080

Club Náutico Caleta Sara: Teléfono (0297) 154042247 / 4557254 

Alma Patagónica: www.almapatagonica.ar / +5492974222270

Viento Azul: www.vientoazul.com.ar / +54 9 2974638040