El magistral Umberto Eco se animó a temas profundos e inabordables. En sus enormes libros se afanó en reunir un catálogo completo de sus temáticas recurrentes: la semiótica, la fealdad, la lengua, la locura, la estupidez, la belleza… Sobre ésta última argumenta que no es intrínseca sino que es una construcción cultural y social. Como albañil de este concepto es que Pato O’Keeffe llegó a poner su llama.
Mujer soñadora desde que tiene memoria, sueña a lo grande. Sueña hacer el bien. ¨Hay algo innato que sale de mí que ayudar sobre todo a las mujeres. Siempre tuve esa fuerza como para salir adelante y ser independiente -continúa-. Con los años, casualmente empecé a estudiar temas de embellecimiento.
Nació en San Fernando, más precisamente en Don Torcuato, donde vivió con su familia. Cree que empezó casualmente o no a embellecer, a hacer algo superficial. Comenzó con el maquillaje. Siempre buscando entre lo natural, intentó sacar la mejor versión de cada mujer. Reflexionando sobre esto empezó a pensar en algo que fuera desde el interior, desde más allá que la mera superficie, y que pudiera florecer y resaltar.
Sos dermatocosmiatra. Desde hace ya un buen tiempo muchas personas han confiado en vos la salud de su piel…
Así es. Arranque como maquilladora, cosmetóloga, cosmiatra, ahora dermatocosmiatra… Sigo estudiando porque me gusta estar al día con los tratamientos, con las tendencias, con lo que se usa, con lo que se descubre de la piel… hay mucha ciencia detrás de esto y siempre hay tratamientos innovadores. Empecé este proyecto, en realidad sin querer. Lo hice desde mi casa, casi por casualidad. Como maquilladora, además vendía cremas. Cuando sucede la pandemia, mis clientes me empiezan a pedir productos para regalar, me sugieren hacer paquetes y poder obsequiarlos, porque que en ese momento las personas no podía estar presentes en el día del cumpleaños de un ser querido, pero al menos le podían mandar un obsequio. Asumí el cambio, pero me puse a analizarlo para enviar lo mejor. Estudié en profundidad y descubrí un mundo nuevo. Me apasioné con la piel.
Es decir que la pandemia produjo un quiebre…
Sí. No había fiestas, ni eventos. Lo único que podíamos hacer era un curso de automaquillaje online que fue súperexitoso porque era una de las pocas actividades que podíamos hacer desde casa. Era muy lindo que cada una pudiera aprender a maquillarse, tuviera una actividad que se había dejado de hacer. Y en el corazón mismo de todo este tiempo tan particular surgió dermatocosmiatría… Empecé paso a paso y me sigo perfeccionando. El último trabajo práctico en mi formación era hacer un inventario de lo que yo ya tenía o de lo que me faltaba para poner mi consultorio, un gabinete. Ahí me di cuenta que ya tenía todo: las pacientes que me lo pedían y el conocimiento reunido en 15 años de estética.
Comenzaste estudiando en la UBA, ¿verdad?
Comencé en 2009 cursando en la UBA con la Academia Iberoamericana de Cosmiatría, donde actualmente me sigo capacitando. Mi gran interés por los tratamientos corporales surgieron porque había tenido muy buena experiencia después de mi primer parto, mi primer embarazo. Tuve un cambio radical en mi cuerpo solamente con masajes. Entonces me sorprendí, ahí empecé a estudiar estética. También soy esteticista, pero no había ejercido y la pandemia me impulsó a concretarlo.
¿Cuándo surge o cómo surge la idea de abrir tu local? Estás en un lugar casi perfecto, con una alta concentración de la industria estética de la zona.
El despegue se produce cuando el médico Lucas Molina, un amigo, me propone empezar a trabajar juntos. Ya trabajaba muchísimo, pero nuestro encuentro significó un gran cambio profesional. Para los tratamientos médicos empecé a alquilar por hora un gabinete. Allí conozco a Lorena Paola Streitenberger que hacía masajes en otro gabinete. Casi sin pensarlo estábamos los tres en un consultorio que cada uno alquilaba por hora. Además yo debía llevar y traer a diario todo lo que necesitaba para mi trabajo. Recuerdo que un día me dije «no quiero estar acá”. Estaba mejor en mi casa, porque tengo todo: el cafecito, el té, los mimos para el paciente… Ese no era mi lugar. Era un gran esfuerzo, pero algo me decía queno era por ahí. Fue entonces cuando se me ocurre buscar un lugar propio, la invito a Lorena que venga con nosotros para que se sume al equipo y encontré este lugar casualmente. Había firmado una seña en tres sitios anteriores, pero en todos tenía que modificar, edificar, hacer un montón de arreglos. No tenían alma, ni baño, la cuestión que no tenía que ser. por suerte encontré el lugar donde estamos ahora.
Que es toda una experiencia…
Totalmente. Te espera el agüita de pepino. Está todo pensado para que sea una experiencia y te baja los decibeles sólo el aroma cuando entrás. Hemos trabajado en marcar identidad con un aroma particular. La experiencia que marcamos es tan fuerte que ya nos ha pasado que algún cliente va a otro sitio, prueba el agua de pepino que le ofrecen e inmediatamente se acuerda de nuestro espacio. Ahí estamos felices. El éxito es tan grande que por momentos siento que queda chico. Mucha gente se va sumando gracias al boca a boca. Fue como volver a empezar. Yo ya tenía todo mi público del Talar. Los adolescentes salían del colegio y venían caminando. Ahora no tienen la posibilidad, pero a pesar de todo muchos me siguen y vienen los sábados.
No sólo te siguen señoras de cierta edad, tenés entre tu audiencia un público joven.
Creo que algo positivo que saqué de la experiencia de bullying que sufrí de chica es que desarrollé una afinidad interesante con los jóvenes, me doy cuenta que ellos se sienten muy cómodos. Entre los adolescentes el tema del acné es algo súper emocional. Produce una baja de autoestima, es un tema social muy duro que todavía y estamos lejos de encontrar una solución. Pero por suerte, como ha ocurrido con los brackets, el acné ya no es tan conflictivo como antes. De todos modos no deja de ser molesto y de afectar la sensibilidad, provocando emociones no tan amables de quién lo tiene. Con los adolescentes pegamos mucha onda, es un gran público que ya tenía en El Talar y que hoy me siguen a donde vaya. Los varones, sobre todo, son los que más glándulas sebáceas tienen, y por lo tanto más acné. Hoy se cuidan muchísimo, tienen sus cremas, hacen todo el pie de la letra, son impecables, tienen su rutina, su fecha para volver. Aunque tenemos un gran público de menopausia, premenopausia, gracias a la compañía de Lucas que es ginecólogo obstetra.
¿Los maridos también asisten?
¡Vienen todos! El hombre se está cuidando mucho. Desarrollé una serie de rutina personales. Esto produce que tengamos una concurrencia familiar: viene la mamá, la abuela, el hijo, la novia, una versatilidad interesantísima tanto de sexo como de edades.
Las mujeres mayores de 40 se han convertido en una de tus especialidades, ¿verdad?
Más allá de que no tenemos un nicho totalmente exclusivo, es cierto que nos hemos forjado un foco en la mujer de más 40, pero su éxito repercute en la familia y en como todos quieren verse bien, entienden que la piel es salud, es el órgano más grande que tenemos, siguen los pasos de la primera que llegó. Verse bien ayuda emocionalmente a estar mejor, no se trata sólo de una piel bonita. Hay mujeres que tienen un gran cambio hormonal a partir de los 40 aproximadamente, hay un quiebre en el cuerpo, el peso es el mismo, pero el cuerpo es otro. El pelo y las uñas se resecan, cambia su textura, ya no sabes cómo peinarlo. La piel te cambia, ya la rutina que tenías antes no te sirve. Hacemos un acompañamiento en equipo con Lorena en la parte corporal, Lucas en la parte inyectable en equipo conmigo, con la piel entendiendo el cambio. Lo acompañamos, tratando de concientizar a la mujer en este proceso.
¿Llegan personas un poco perdidas que no saben lo que les pasa?
Exactamente. Están en una etapa de cambio y notan modificaciones generales pero no saben de dónde viene. Te cuentan que no cambiaron su rutina en el gimnasio, que siguen usando la misma crema, comiendo lo mismo, pero el cuerpo cambia todos los días. Cada vez hay algo diferente y esa es la mujer perimenopáusica o menopáusica. Son cambios inevitables. Además, con la compañía del doctor Lucas Molina, también podemos hablar de ginecoestética. Hay muchas cuestiones ginecológicas que no son sólo salud ni sólo es estética. Es parte de nuestra misión de acompañar a la mujer en todas sus etapas y en todas sus formas.
Contanos un poco sobre los tratamientos de punta de diamante…
Todos son personalizados. Si es una piel que hace mucho tiempo que no se trata arrancamos por rescatar una piel limpia de impurezas y sobre todo educada, que los pacientes puedan aprender a tratarla en su casa. Trabajamos en equipo con el paciente, hacemos un apoyo de domiciliario, armamos un plan para personal y necesitamos de esa preparación de piel para cuando vuelva al mes siguiente, se pueda dar un salto más: un peeling, tratamientos para flacidez, para arrugas… pero partimos de una piel preparada. La idea es hacer un acondicionamiento de piel en la primera sesión y después iniciar con tratamientos siempre personalizados, que van a depender de si tiene alergias, si toma medicamentos, cuál es su tipo de vida, su fototipo, su alimentación…
¿Dónde te imaginas dentro de unos años?
En un futuro no muy lejano imagino otras sucursales. Cuento con un equipazo con compromiso sobre todo con la salud de la piel del paciente, sobre sus emociones, sobre la experiencia que queremos que viva cuando nos visita. Capitalizando el intenso boca a boca, con personas que llegan desde Capital, clientas que viven afuera pero que sacan un turno ni bien pisan Argentina… Nuestra esencia es ayudar, es dar, es buscar que la otra persona se pueda sentir feliz en general, no solamente sacarle una arruga, porque eso lo hacen muchas personas. En Pato O´Keeffe tenemos una misión y es acompañar a la mujer en todas sus etapas y sus formas, para que se sienta hermosa, valiente e importante a pesar del paso del tiempo.
Por Flavia Tomaello
Fotografías Fabián Sans
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