Cuando se llega a vos. ¿Con qué se encuentran los pacientes?
En este momento el grueso de mis consultas son psiquiátricas o relacionales. Y casi todas son derivaciones de partes de otros profesionales. En general son pacientes con una cierta complejidad detrás y ya hay un tratamiento previo que les está costando salir adelante. Entonces me van a consultar la mayor parte como psiquiatra. Es un desorden en la personalidad importante que les genera muchos síntomas y la persona no está pudiendo salir adelante.
Y después con qué más nos encontramos…
Voy a charlar inicialmente con la persona para ver si necesita algo más. La escucho atentamente, al principio no digo nada y cuando me doy cuenta que me está dando vueltas, que está repitiendo cosas, ahí pregunto yo porque necesito entender a la persona para no quedar simplemente en darle una receta y decirle que vuelva dentro de un mes. Pierdo el 30% de los pacientes porque hay una especie de prejuicio o educación donde uno cuando va al psiquiatra está loco y necesita que lo mediquen. Y no pienso que uno esté loco porque tenga que ir al psiquiatra. En algunos casos, los pacientes que consultan si tienen una alteración en el juicio, escuchan cosas que los demás no escuchan, sin ser videntes y piensan cosas que los demás no están de acuerdo, sin ser genios. Muchas veces pasa que detrás de una persona que su primer acercamiento parece que está loco o es una persona gravemente patológica, tiene el germen de otras habilidades, tiene una sensibilidad, una percepción distinta a mucha gente y esa falla en la personalidad le impide que esa sensibilidad lo lleve a un buen puerto. Entonces, mi función es ayudarlo a alinear sus síntomas para que esa sensibilidad, que en realidad por estar su personalidad enferma lo ha llevado por mal camino, lo conecte con su ser interior. Quiere decir que detrás de un paciente mentalmente grave, a veces hay un ser superior que está atrapado en esa deformación. Mi función es ayudarlo a que encuentre su camino y lo siga.
Y estas personas que tienen una sensibilidad especial y que no se adaptan tan fácil en la sociedad. ¿Vos lo percibís de inmediato?
Te voy a dar un ejemplo con mi hijo. Él tiene 20 años, es brillante y le cuesta sacar el registro. Lo acompañé a practicar y se enojó conmigo porque me puse duro con él en la práctica. Y de golpe me di cuenta y le hice una pregunta: ¿vos te mereces tener un auto? Se puso a llorar y me dijo: ¨no me lo merezco¨. Entonces en lugar de decirme si saco el registro voy a tener un auto, es más fácil trabarte con el registro y pelearnos. Así no tenes que hacerte cargo de tu sensación de que no lo mereces. Entonces negocié con él. El auto que espere, pero el registro no. Negociá con tu mente y decile por ahora el auto no, más adelante. Pero el registro sí, porque si no iba a seguir fallando. ¿Por qué doy este ejemplo? Porque primero, muchas veces detrás del síntoma está la solución de un problema más grande. A veces creativamente utilizamos generar un problema para no enfrentar otro peor. Entonces a veces la dificultad en realidad es un beneficio del problema. Por eso hay que respetar el síntoma antes de querer cambiarlo de una manera bélica. Conviene tener una capacidad de entender y de negociar antes de efectuar el cambio.
¿Cómo abordas la comprensión de un caso y cómo involucras al paciente?
La comprensión del caso es fundamental, tiene que ser efectiva, profunda, pero rápida. Generalmente para entender a un paciente no me lleva más de dos sesiones. Una vez que entiendo vamos a armar un plan conjunto de trabajo y es muy importante que el paciente sepa lo que quiere. Que la persona tenga un propósito porque tiene que entender qué es lo que necesita.
¿Qué es lo que hace la diferencia para que un tratamiento sea efectivo?
El enfoque está centrado en resultados. Me parece importante acompañar a una persona y que entienda dónde está el click. Cuando uno entiende donde está su click, cual es el punto de cambio y lo puede encarar de un modo no aterrorizante porque si uno repite estigmas por algo es. El inconsciente nos protege de algo que no somos capaces de afrontar.
¿Y estas reuniones o encuentros donde se hacen?
Normalmente trabajo en forma virtual. El 95% de mis consultas son no presencial, sea por teléfono o por videollamada. Trabajo en Nordelta, mi consultorio está en mi domicilio, vivo en Vista Bahía y es un lugar muy agradable.
Por Leonardo Gómez
Fotografías Laureano Pérez
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