Jorge Gómez, el negocio de ser bueno

Cuando me cuentan que vamos a ir a un museo a encontrarnos con Jorge Gómez lo último que esperaba era que ese museo estuviera en el corazón de Nordelta, en el barrio El Golf y de encontrarme con un hombre tan interesante, magnético y lleno de anécdotas como él. Con su historia se podría escribir un libro, filmar una película y con cada minuto que conozco un poco más de su vida me lleno de intriga y fascinación. 

Jorge Gómez es un empresario industrial argentino, fanático de los autos, el arte y un ejemplo de superación. Vecino de Nordelta y en cierto modo una celebridad de las redes sociales (@coleccion_gomez) Jorge se enorgullece de ser un hombre que se inventó a sí mismo e incentiva y guía a otros emprendedores que siguen y escuchan sus consejos. Está casado con María Gabriela Lago con la que tiene 2 hijas adolescentes y dos hijos más grandes de su primer matrimonio.

Nada fue fácil en sus comienzos, lo único que tenía claro era que quería triunfar, hacer plata, trabajar y disfrutar de todo aquello que había carecido de chico. Hijo único, de niño vivía en Lomas del Mirador, La Matanza, en una casa prefabricada con techo de cartón y brea que ni tenía baño interno, junto a su mamá Rosa, una catamarqueña fuerte, aunque de contextura pequeña, determinada y aguerrida que fue capaz de dar todo por su hijo cosiendo camisas para un fabricante en Once (esto demuestra que el sacrificio y la fortaleza venían incluidos en su ADN) y un padre tractorista, obrero, empleado de una empresa de fundición y encargado de un edificio en el último tiempo, con quien siempre tuvo una relación complicada. Ambos padres trabajaron fuerte e invirtieron todo para darle a este hijo la mejor educación y mandarlo a un colegio privado. 

Estos comienzos no lo definieron, siempre sintió el apoyo de su madre, ella siempre fue su roca que le repetía constantemente que era inteligente, capaz y que podía ser cualquier cosa que se propusiera en su vida. Esta afirmación le creó una confianza en sí mismo que aún persiste. Pasó por muchas profesiones, aunque se reconoce un vendedor de pura sangre y un emprendedor. Antes de cumplir 25 años ya había tenido un local de bijouterie, fabricado mousse de chocolate, vendido fiambres y quesos, había tenido un supermercado, una agencia de fletes, un comercio de venta de galletitas al peso y una casa de comida con servicio de viandas y empanadas. Luego de una mala racha finalmente en 1983 funda Roker. Empezó como vendedor, pero se dió cuenta de que si realmente quería ganar plata tenía que fabricar algo y venderlo y no depender de otros. Ahí conoció a un español que inyectaba plástico y ganaba bien y entendió que tenía que hacer algo con el plástico. Surgió el primer producto: tacos de fijación. Se vendía, pero no era un buen producto. Entonces entregó su casa, una moto, su auto en parte de pago e incluso se endeudó para comprar las matrices de otro producto, un automático de tanque, se fue a vivir con su suegra, y empezó a salir a vender casa por casa y en los negocios. Un día en un negocio escuchó a un señor que comentaba que estaba fabricando cajas plásticas para térmicas y no daba a basto. Incluso sin saber bien de que se trataba eso decidió probar suerte, con la plata de lo que había vendido en la calle, hizo la primera matriz y esa primera caja le cambió la vida. Todo el mundo le quería comprar. Y no ha parado de hacer cajas desde hace más de 38 años. Y acá recién empieza la historia fascinante de Jorge Gómez. 

El Museo Colección Gómez

Cada vez que pasaba por esa casa de tres pisos en el barrio El Golf, creación de la arquitecta Solana Lorenzo, mi curiosidad me llevaba a imaginar la razón de una mano de tres metros con un lápiz que salía del pasto y dibujaba la silueta de un auto. ¿Qué era esa casa moderna que destacaba por su eclecticismo y misterio?

El Museo Colección Gómez es el orgullo de este empresario que afirma que la clave del éxito es no tener miedo o superar aquellos miedos que no te dejen avanzar. Esta mano tiene una de las historias más fascinantes y tal vez la piedra fundacional que termina de dar vida a esta casa museo. Aquí se unen las dos pasiones de Jorge, por un lado los autos y por otro el arte. Fue una idea que surgió de manera orgánica, jamás se imaginó o propuso tener un museo, pero como todas las grandes ideas y emprendimientos de este empresario aparecen de la forma que menos se lo espera. Este museo, cuya mánager es María Carol Tur, hoy es un punto de encuentro para artistas, amigos, empresarios, eventos mega exclusivos y donde su mentor da rienda suelta a sus mayores sueños. Lamentablemente al no estar abierto al público, sólo unos pocos afortunados caminan por sus pasillos y tienen la posibilidad de disfrutarlo.  

La pasión de Jorge por los autos empezó de muy pequeño, en su casa no tenían uno pero un primo suyo tenía un rastrojero y lo volvía loco para que le enseñara a manejar, de ahí saltamos al año 2005 donde logra comprarse su primer Pagani, sin tener la plata, ya que no le alcanzaba para ese auto, pero enamorado del diseño, soñaba tenerlo. Conoce al diseñador Horacio Pagani en el Salón de Ginebra, crearon cierta afinidad y le dejó en claro que le gustaban sus autos y que le quería comprar uno, pero que primero lo tenía que probar, viajó a Módena y le terminó comprando su auto personal, tenía el primer récord de Nürburgring de la marca. Fue el primer latinoamericano en tener un Pagani, además me confiesa que es el primero en tener un Pagani Utopía con caja manual en Miami. En estos largos años de conocerse con Horacio se fueron haciendo amigos, Pagani le guardaba el auto en Italia, y Jorge se declara fanático suyo y de la marca Pagani Automobili S.p.A. Cuenta que el diseñador tuvo muchas consideraciones con él, hoy es el número uno, pero en ese momento no lo era, Gómez confió en él porque se enamoró del auto. Hoy un auto Pagani Zonda vale 5,6 millones de dólares, y no lo podría comprar. 

En 2005 llevó su Pagani Zonda a Punta del Este, Uruguay, y fue a visitar Casapueblo. Cuando entró al museo, para su sorpresa le preguntaron si quería conocer la casa del artista, dijo que sí, y allí se encontró con el mismísimo Páez Vilaró que lo recibió y le preguntó si quería agua o champagne. Brindaron frente a un ventanal desde donde se veía el Pagani y cuando se estaba por ir, el artista le pidió que le mostrara el auto, hablaron de la historia del auto y Gómez le pidió que le pintara un cuadro para recordar ese momento: “Ese fue el primer cuadro que compré en mi vida”, recuerda. Y ese fue su puntapié en el mundo del arte.

Un poco después se compra un Porsche y se le ocurre invitar a artistas a intervenir los capós, primero claro que convence a Páez Vilaró, después a Rogelio Polesello, Marta Minujín entre muchos otros, les propuso pintar capós de Porsche y todos quisieron hacerlo y ahí surgió esa colección. Fue un boom. Afirma que lo han copiado por el mundo. La marca Porsche le pidió prestada la colección hace algunos años para el museo de Porsche en Alemania, estuvieron representados 24 artistas, casi todos argentinos, y esa muestra fue vista por 200 mil personas. 

Pero no nos olvidemos de esa mano en la casa de El Golf. Esa mano es una escultura realizada por el artista uruguayo Joaquín Arabiza Brianza, y la silueta del auto que se ve dibujado es el Pagani Zonda C12. Para su creación se usaron los restos del primer automóvil que Pagani, oriundo de Casilda, compró. Ese auto era un Toyota Corolla del año 81 que estaba abandonado en pésimo estado, y fue localizado por otro admirador del diseñador. Gómez se hizo de esta reliquia invaluable para él, y como estaba en estado inutilizable se le ocurrió una de sus loquísimas ideas, convertirlo en una obra de arte. 

La galería hoy tiene más de 50 capós de autos deportivos de lujo intervenidos por artistas, varias obras de arte entre pinturas y esculturas, que fue adquiriendo principalmente porque le transmiten algo especial, no se considera un conocedor de arte sino una persona que se deja enamorar por sensaciones y además se suman objetos históricos, piezas personales de artistas o deportistas que le agrada coleccionar como uno de los discos de oro de Los Beatles, una valija con recortes de revistas y diarios que hizo la madre de Ringo Star sobre los comienzos de su hijo, una campera de Schumacher, entre muchas otras. 

Declara abiertamente que el museo es él mismo, que le genera felicidad, es su tesoro. Lo hace feliz poder darle trabajo a los artistas, ya que reconoce lo difícil que es el oficio, en el mundo y más en Argentina, le da placer dar oportunidades, lo hace feliz. 

Lo que viene para Jorge

Jorge es un hombre incansable, que no para de tener ideas, no deja de invertir, de ir, de venir y como todo gran empresario tiene la capacidad e inteligencia de delegar gran parte de su trabajo en la industria a sus dos hijos mayores para poder dedicarse a lo que hoy más disfruta, llevar adelante sus ocurrencias y disfrutar de los frutos de tantos sacrificios. Roker este año cumple 40 años y conserva muchos de los primeros empleados que lo han acompañado desde los comienzos. Más aún, sigue haciendo crecer su empresa invirtiendo hoy en la industria metalúrgica, diversificando con nuevos productos y sumando puestos de trabajo. Así que se viene un año con festejos. Además, sigue alimentando su pasión por los autos y ha sumado a su colección personal la primera SUV de Ferrari, el Purasangre, es algo que lo tiene muy entusiasmado ya que fue el primer argentino en encargarlo, este tipo de autos de alta gama suelen encargarse incluso con años de antelación y serán sólo 11.500 unidades, que ya están completamente vendidas y ya se están esperando los primeros ejemplares para este verano. La nueva SUV del Cavallino Rampante es más potente y exclusivo, el alto precio de esta pieza increíble posee una carrocería con cuatro puertas laterales (el primer 4 puertas para Ferrari) y un motor V12 atmosférico, único en este segmento ¿un detalle? su motor V12 de 715 caballos le permite alcanzar los 100 km/h en solo 3,3 segundos. 

Así mismo se imagina seguir apoyando el arte y creciendo su colección, aconsejando y guiando a los jóvenes emprendedores que le piden consejos por sus redes sociales y abierto a seguir revolucionando todo lo que toca con ideas excéntricas que lo desafían a vivir pensando que nada es imposible, que todo es una cuestión de mentalidad. Jorge Gómez es un hombre exitoso no sólo por todo lo que ha logrado, ni por el dinero que ha generado o las amistades que ha sabido cosechar, él es exitoso porque está convencido de su lema de vida, por una de las frases que dijo que va a quedar grabada en mi por siempre, es negocio ser bueno. Y Jorge Gómez con su sonrisa, sus ojos y sus acciones te hace sentir que es un tipo bueno, y todo lo que hace viene desde esa virtud. 

Por Magali Pöesz  @themarketgirl_