Zoltán Varró: El diseñador húngaro de hoteles

Aria Hotel es el hotel boutique más premiado de Hungría. Con diseños exclusivos de Lady Gaga, Tina Turner, Louis Armstong y Beethoven entre otras figuras de la música.

Un tradicional proverbio húngaro dice que “el hombre puede hacer mucho, pero la belleza más”. Ese ha sido el lema que parece haber elegido Zoltán Varró, una figura emergente en el diseño internacional. Se ha convertido en el referente del diseño húngaro de hoteles, luego de ganar una cadena interminable de premios que incluyen el Gastro Design al mejor rooftop de Europa, mejor spa de la región, y otros tres galardones al mejor diseño de hotel, de lobby y de habitaciones de lujo en el Boutique Hotel Awards de Londres. Todos estos premios concentrados en una obra: el Aria Hotel de Budapest.

Este ha sido su último proyecto. Se trata de un hotel dedicado a la música. Reconvirtió un edificio que fue ocupado por el Ejército Rojo comunista y más tarde fue utilizado como vivienda, abandonado, y finalmente como entidad bancaria, para dar vida a cuatro palacios diferentes con otros tantos estilos musicales (jazz, ópera, clásico y contemporáneo) que se integran por un gran atrio central.


Algo suena mejor en la perla de Europa del Este. Budapest esconde joyas por descubrir y esta suena como una orquesta. El miembro más nuevo de la creciente cartera de hoteles de lujo de vanguardia de la ciudad es un paraíso de estilo vibrante en un edificio histórico ubicado a solo unos pasos de la Basílica. Ofrece un ambiente único y armonioso creado por Varró, con un aire de elegante sofisticación equilibrado por una atmósfera relajada. «Comencé mi trabajo hace más de 20 años -relata en diálogo exclusivo-, pero desde que tomé conciencia del mundo, me interesé por el entorno construido, el espacio en el que vivimos. Mis primeros recuerdos referentes a esto datan de cuando tenía tres o cuatro años. Ocurrió en la siesta obligatoria de la tarde, a menudo soñaba en cómo podríamos hacer de nuestro pequeño departamento familiar una especie de gran siesta. En mi imaginación, abrí el apartamento contiguo y luego profundicé en cómo estaba amueblado, lo cual disfruté terriblemente. Todavía recuerdo la atmósfera de todo eso claramente hasta el día de hoy. Mis padres y mi hermano todavía mencionan que cuando yo era adolescente, a menudo llegaban a casa sin saber dónde estaba su habitación porque yo reorganizaba todo el sitio. Creo que no elegí el diseño de interiores, el diseño de interiores me eligió a mí».


No se cuentan con muchos datos precisos, más de los expuestos ya, sobre la historia del edificio originalmente de estilo ecléctico en la calle Hercegprímás, pero lo cierto es que durante los últimos años, el otro gran palacio permaneció vacío y casi en ruinas. «Con la creación del Aria Hotel -explica Varró-, la fachada se remodeló a su estado casi original, para adaptarse mejor a la escena callejera de Budapest. Al entrar al hotel, hay un amplio patio interior: la recepción no está ubicada en el centro, intentamos demostrar la naturaleza relajada de las instalaciones; de esta manera no hay conflictos espaciales entre los huéspedes del hotel y el público visitante del restaurante y el bar en la azotea. El mostrador de facturación no es clave, y Aria no es solo un hotel, sino también un lugar de encuentro urbano». 

Todo el albergue boutique está construido bajo ideas musicales, lo que ya se nota en el lobby con su piso que simula teclas de piano bajo la inspiración de Varró, quien también fue un visionario de los interiores refinados en lugares como Confitería Gerbeaud, Émile o el restaurante Onyx con una estrella Michelin en la misma Budapest.

Varró asumió el interiorismo completo de proyecto sofisticado, y lo considera uno de los más significativos. «Definitivamente quería combinar la atmósfera de las casas burguesas de principios del siglo XX con una exclusividad elegante y detallada”, sintetiza. Aria se divide en cuatro alas, todas representan diferentes tendencias musicales: clásica, ópera, jazz y contemporánea. Las habitaciones tienen pequeños balcones que dan al techo de cristal del patio interior. Mirando a través de él se pueden ver las estrellas cuando hace buen tiempo, o admirar las nevadas en invierno. Un techado que es un prodigio de la arquitectura y el diseño.

Las cuatro alas tienen ascensores separados que restringen el acceso de los huéspedes a su propia área de habitaciones, lo que hace que la atmósfera sea mucho más íntima. El concepto está meticulosamente detallado: cada una de las cuatro alas está dedicada a uno de los cuatro principales géneros musicales. En tanto las habitaciones y suites presentan caricaturas del artista Joseph Blecha para celebrar las leyendas musicales más importantes del mundo, como Maria Callas, Count Basie, Bob Dylan, James Brown y Franz Liszt.

«Me interesa todo lo que es bello y que es posible llevar la belleza a todos lados: el apartamento, el paisaje, un evento, la moda, las obras de arte… -indica Varró-. Creo que cada persona es diferente y se siente cómoda en un entorno distinto. Lo más importante para mí es crear una armonía perfecta. Creo firmemente en la singularidad y en que todo el mundo merece un pequeño lujo, incluso en casa. La música tiene todas esas gamas de identificación personal posibles que ayudan a crear un hecho de diseño casi individual”.

Una sonata interiorista

El poder y la belleza de la música clásica se expresa a través de muebles de estilo neobarroco que se han modernizado con formas y colores aerodinámicos. Los tonos avellana contrastan con el vivo estallido del turquesa para crear un paraíso de elegancia sofisticada, realzado por el drama de los candelabros de cristal de Murano veneciano, los techos terminados a mano y un boceto histórico de un violín grabado en las alfombras hechas a medida. Para soñar toda la noche con los acordes de la música de Liszt, Chopin, Bach o Beethoven.

Inspiradas en el ambiente de un club de jazz de la década de 1920, las habitaciones que homenajean su cadencia oscilan con el glamour de Hollywood en forma de focos y escritorios estilo baúl de cromo pulido, combinados con la vanguardista aspereza de los pisos duros, los techos y las paredes decorativas que se crearon utilizando el ladrillo original del edificio histórico del siglo XIX para dejarlo a la vista como una obra de arte. Los aspectos más destacados de las habitaciones Jazz incluyen muebles art nouveau y una alfombra hecha a medida con un saxofón estampado. Desde estos cuartos sonríen las leyendas del jazz, desde Billie Holiday a Miles Davis y de Count Basie a BB King.

Elegancia y lujo esperan en el Ala de la Ópera. Estas habitaciones se deleitan con la rica combinación de muebles neobarrocos modernizados con formas y colores aerodinámicos. La combinación de tonos fríos de gris con sensuales lila y orquídea crea una paleta de colores exuberante y un poco decadente. El drama se realza con candelabros de cristal veneciano de Murano, cabeceras de terciopelo con mechones y bocetos de instrumentos musicales históricos grabados en las alfombras hechas a medida. Es el sitio para perderse en una obra maestra con música de Mozart, Handel, Puccini o Verdi.

El espíritu brillante y fresco de la música contemporánea se interpreta visualmente en el ala dedicada a este estilo a través de la inspiración del estilo Pop Art de la década de 1970. Los colores llamativos y los elementos caprichosos que incluyen cabeceras hechas a medida crean un ambiente divertido y moderno. Es posible una noche con las Supremes, los Fab Four, el Príncipe del Pop, el Padrino del Soul o el mismísimo Rey. “La música pop a menudo te dice que todo está bien, mientras que la música rock te dice que no está bien, pero que puedes cambiarlo”, ha sugerido Bono de visita en el sitio.

La obra culmina con una serie de departamentos en los pisos superiores que mantienen el estilo del ala a la que pertenecen. El High Note Sky Bar no solo complace a los huéspedes del hotel, sino también a los residentes de Budapest. No hay otro bar en la azotea con una vista tan cercana de la Basílica y es considerado uno de los rooftop más maravillosos del mundo en las votaciones de los sitios turísticos internacionales. Aquí se descubre música lounge, sofás y un elegante bar. Otro bonito detalle es que el bar de la azotea de Aria está equipado con una ducha exterior, por si alguien quiere refrescarse. 

Multipremiada, esta obra es una catapulta hacia los mercados centrales del diseño para Varró. «Cada premio es valioso para mí -añade-. Fue un largo camino hacia el reconocimiento internacional viniendo desde el área oriental de Europa. Ahora diseño el primer plan de un hotel en Nueva York con la misma idea de dotar personalidad a la creación”. Aunque los galardones marcan hitos, en este espacio una propuesta boutique derrumba el prestigio de las grandes cadenas con ingenio, imaginación y un profuso ejercicio de diseño.

Por Macarena Neptune