Lore Matarraz: Geografías del alma, arte que transforma y conecta

Lorena Matarraz ha estado conectada con el arte desde que tiene uso de razón. Una suerte de refugio amable y usina desde donde plasmar y modelar inquietudes, sensaciones y la percepción que fluía de su yo interior. 

Visitamos su espacioso atelier en Nordelta y la charla surgió de manera espontánea y grata. Nuestra artista es una persona jovial, que se expresa de manera particular con sus ojos. 

«Desde chica, el arte plástico fue mi albergue de expresión y destreza. Por mandatos sociales y creencias limitantes, no me animé a estudiar Bellas Artes. En cambio, seguí el camino del diseño gráfico, una elección que, sin embargo, me aportó una formación visual valiosísima: composición visual, color, estructura, equilibrio, armonía, ritmo, balance y el lenguaje de la imagen. Pero la necesidad de crear desde un lugar más libre, íntimo y sensorial siempre estuvo latente.. Hoy reconozco que esa etapa también fue clave en mi camino como artista. Con los años, fui reencontrándome con la pintura desde un lugar íntimo, auténtico y profundo, hasta animarme a tomarla como modo de vida. Me formé de manera autodidacta, investigando, explorando técnicas, haciendo procesos de búsqueda personal que se expresan en mi obra. La naturaleza fue siempre mi refugio y mi fuente de inspiración más fuerte. Desde ahí se abre mi universo creativo, con colores, texturas y movimientos que evocan emociones, paisajes interiores, recuerdos sensoriales. Fue un camino de búsqueda, de formación constante, de pruebas, errores y redescubrimientos. No vengo de una trayectoria lineal, sino de una vida atravesada por muchas experiencias que hoy alimentan mi obra.

Mi formación fue diversa, intuitiva y también muy comprometida: hice talleres con distintos maestros, estudié técnicas mixtas, exploré el lenguaje del color, el movimiento del cuerpo, y enfoques ligados a lo emocional. En paralelo, me fui animando a mostrar mi trabajo, a vender mis primeras obras, a conectarme con interioristas y personas que buscaban piezas únicas para sus espacios. Hoy siento que mi trabajo encontró una madurez desde la cual puedo compartir algo más que una imagen: una experiencia sensorial y simbólica que toca lo profundo. Estoy profundamente comprometida con este camino que no solo es profesional, sino vital».

Cuerpo de obra: El lenguaje de lo sensible.

Enmarcada en el expresionismo abstracto, mi arte nace de la intuición, de la observación profunda de la naturaleza y del deseo de traducir sensaciones, emociones y memorias que a veces no encuentran palabras. Mis obras son abstractas, matéricas y orgánicas. Trabajo principalmente con acrílicos, enduido, arenas, papeles, telas, médiums, pigmentos, pintura asfáltica y distintos elementos naturales. Busco generar profundidad, relieve y movimiento. 

Busco que mis obras convoquen lo sensorial y lo simbólico. Me interesa que quien las mire pueda detenerse, respirar, sentir. Que se genere un diálogo silencioso entre la obra y el alma del otro. Por eso muchas personas que eligen mis piezas me dicen que les “tocó algo por dentro”, o que “sintieron algo especial”. Para mí, eso es lo más valioso que puede lograr una obra.

No busco representar, sino evocar: atmósferas, olores, paisajes internos. Muchas veces las obras reflejan procesos personales, heridas, cicatrices y marcas. Me concierne como la belleza puede surgir incluso desde el dolor, como lo roto se integra y transforma. Hay una búsqueda de sanación y de alquimia presente en mis obra.

Hablanos sobre el proceso de creación.

«Mi proceso creativo es sumamente intuitivo y físico. Pinto de pie, o en el piso, con espátulas grandes, brochas, manos, trapos. Me interesa lo sensorial, la gestualidad, el fluir de los materiales. Hay un diálogo constante entre lo que la obra pide y lo que yo siento en el momento. Trabajo mucho con capas: capas de materia, de color, de sentido. A veces tengo una imagen mental previa, pero la mayoría de las veces dejo que sea la pintura la que me guíe. Es un espacio donde me conecto conmigo, con algo más grande, con el flujo vital. Hay días donde siento que la obra me revela algo que no sabía de mí. Eso me maravilla. Muchas veces mis obras reflejan mis propios procesos internos de transformación, sanación y autoconocimiento. Marcas y cicatrices que aparecen simbólicamente en las texturas. No me interesa esconderlas, sino integrarlas. Opto por exponerme, mostrarme. Creo en la belleza que puede surgir del dolor, cuando se lo mira, se lo abraza y se lo transfigura. Las obras son testimonio vivo de esas heridas que, lejos de desaparecer, mutan para formar parte de algo nuevo, más amplio y vital».

Estamos encantados con tu nueva serie.

«Mi serie más reciente se titula *Geografías del alma*. En ella, cada obra remite a un territorio sensible: el océano, las rocas, los bosques, la luz solar reflejada en el agua, el movimiento del viento o la calma de la tierra, la materia. Es una serie que integra elementos de la tierra real con emociones profundas, como si cada cuadro fuera un mapa de lo invisible. En ella exploro cómo el paisaje externo se funde con el paisaje interior, creando superficies llenas de matices. Utilizo colores que encontramos en la naturaleza, como los azules marinos, los turquesas, los tierra y los neutros cálidos. Eventualmente incorporo detalles dorados. Las texturas profundas representan capas emocionales; los dorados, la luz interior que todos llevamos. Estas obras son abstractas, pero tienen una narrativa implícita, una historia que cada quien puede completar desde su sensibilidad.

Actualmente estoy comenzando a trabajar en mi próxima serie que se titulará “Lunaria”, inspirada en la planta del mismo nombre, cuyas hojas nacaradas reflejan la luz como pequeños fragmentos de luna. Incorporaré elementos reales de la planta para crear texturas que dialoguen con la luz y la sombra, con ciclos de la luna y  del alma: lo visible y lo oculto. Estoy explorando la transparencia, la superposición y la delicadeza del material para incorporar en mis obras  los conceptos de la abundancia que llegan desde la honestidad con uno mismo y con los demás. 

También trabajas por encargo o de forma personalizada, hay obra tuya en casas particulares, oficinas, locales. Son de inmediato reconocimiento. 

Además de las obras de serie, realizo piezas por encargo. En ese proceso trabajo de forma muy cercana con cada persona: conversamos, intercambiamos ideas, veo fotos del lugar donde irá la obra, le presento fotomontajes, escucho lo que desean transmitir. Y a partir de ahí, nace una obra pensada especialmente para ese hogar, una pieza única que transforme ese ambiente.

No se trata solo de elegir colores: es una creación desde el vínculo. Y muchas veces se transforma en una experiencia emocional muy fuerte para quien la recibe. Esas piezas llevan la energía de quien las encarga y también mi entrega como artista. Es como hacer un retrato abstracto del alma del otro».

Es un diálogo íntimo con ese ser humano. A esta altura más que una entrevista formal, se establece una atmósfera en la que Lorena se explaya con la pasión que está plasmada en su trabajo.

Siento que mi arte no busca solamente decorar, sino generar una conexión. En este tiempo donde todo pasa rápido, creo que las obras que invitan a la pausa, a la contemplación, a la emoción, son un bálsamo. Me gusta pensar que mis cuadros pueden ser como ventanas al mundo interior, como anclas de belleza en los espacios que habitamos. Es lo que deseo compartir como artista.

Talleres y propósito.

Hace ya dos años que doy Workshops de Arte Texturado y Fluido, en Martinez . Mi propuesta del taller es partir de la pintura intuitiva. Para mí fue muy importante haberme animado a compartir lo que sé, lo que siento, lo que me transformó. En cada taller propongo explorar la creatividad sin juicio, conectar con el cuerpo, el color, el juego. Acompaño a otras personas a animarse a crear sin expectativas, sin miedo al error o al resultado. Ese es también mi recorrido: animarme a dejar atrás el miedo al fracaso, al rechazo, a lo que los demás piensen. Descubrí que cuando conectamos con nuestro mundo interior y lo expresamos, algo profundo se ordena y se libera. Para muchas personas, pintar es una vía de autoconocimiento y sanación. Mis talleres proponen justamente eso: un espacio cuidado para descubrir(se) desde el arte. 

Texto: Karlheinz Essl

Make up: Celeste Córdoba

Fotos: Fabián Sans