GRACE LEONE: El arte como refugio

Pero…¿quién es Grace Leone? 

Soy sobre todo una persona que ama a los animales y a la naturaleza. A raíz de eso, como para abstraerme un poco de los noticieros, de todo el ruido, me dediqué a pintar y hacer proteccionismo de perros, de gatos, y hasta rescato plantas de la calle: las levanto y las planto en mi jardín. Por eso pinto muchas plantas y hojas en los cuadros, y colores, porque la naturaleza es el mundo de colores y de vida.

¿Cómo llegaste al arte?

Nunca me imaginé ser pintora. Vengo de una familia de empresarios donde lo importante es hacer dinero y ser exitoso en los negocios, y cómo esa meta se logró, puedo dedicarme ahora a esta otra, que me parece más creativa y menos agresiva.

En realidad, para mí, el mundo en general es agresivo. Desde el momento en que tenemos que comer un animal o una planta para subsistir, estás matando a alguien, y si lo pienso, me lastima. Cuando pinto me abstraigo de todo eso y me dedico a ver qué colores puedo crear para salir de lo que veo. Yo puedo tener una buena vida, pero miro alrededor y me lastima la vida que hay para la mayoría.

Yo estudié comercial, licenciatura en relaciones públicas, martillera y después decoración. La pintura surgió porque surgió, porque empecé a pintar y me gustó lo que pintaba, nunca fue una meta. A veces, las cosas espontáneas salen mejor que las planificadas.

¿Cómo juega esa espontaneidad a la hora de ponerte a crear, hay algo de planificación en tus obras?

No planifico ni dibujo nada, empiezo a poner colores y sobre los colores que están plasmados en la tela, me surge qué puedo poner arriba, y ahí voy creando.

A veces rescato cuadros viejos que la gente desecha y pinto arriba, porque soy también rescatista de cuadros que van a la basura.  

La vida está llena de sorpresas, de imprevistos, uno va viviendo día a día. Hay mucho de azar: salgo al jardín, agarro una hoja o una flor que me gustó y quizás esa hoja o esa flor  la pinto. No me gusta pensar ni planificar.

¿Y en cuanto a la inspiración, cómo participa en tu trabajo? 

Cada uno se inspira de distintas maneras: hay gente que se inspira viendo al amor de su vida, viendo el amanecer, o viendo la tela, eso es muy personal. A mí me puede inspirar cualquier cosa. Un día puedo estar inspirada en una tela rescatada y otro, por un paisaje.

¿En qué momento de tu vida dijiste: necesito escapar, necesito hacer esto?

No lo decidí, se dio, como todo. Vas caminando, ves un perro que está perdido y decidís levantarlo; y otra vez no lo puedo levantar porque estoy yendo a una reunión. La vida es azar y son momentos, y nada es porque sí. Si se puede es porque se puede, entonces uno puede levantar al perro y rescatarlo, y si no, la persona que viene atrás, si tiene buena voluntad, lo rescata. Uno no puede abarcar todo. Me encantaría tener la habilidad de Miguel Ángel, que para mí es el maestro supremo, pero no nací ni en esa época ni tengo sus dotes, entonces uno hace lo que puede con lo que tiene, en este momento, en el aquí y ahora.

Nombraste a Miguel Ángel ¿qué otros referentes tenés?

Me encanta Van Gogh, me gustan los colores y la espontaneidad. Un artista que es espontáneo crea más libre. No descarto a los otros, cada uno tiene su técnica, hay grandes pintores, pero sobre todo Miguel Ángel y Van Gogh para mí son supremos. 

Van Gogh miraba su mundo a través de la locura, y esa locura hoy nos cautiva a todos, porque era una locura alegre, una locura fresca, con todos los movimientos que tenían las nubes… Creaba una realidad para salir de su propia realidad, para salir de su locura, que sin querer es lo que estoy haciendo yo, creo mi propios cuadros para salir de una realidad del mundo que para mí hoy es muy dura.

¿Ves alguna relación entre el arte y la locura?

No, el artista que es loco puede crear sus obras a través de la locura, pero hay gente muy muy cuerda que también crea su arte. El arte está en todo, pero hay que saber verlo y el tema es que a veces uno está metido haciendo cosas para sobrevivir, para ganar dinero, para atender a la familia, que no tiene tiempo para crear. Para crear tenés que tener tiempo y poder observar.

En ese sentido, ¿creés que el arte es, de alguna manera, un lujo para la mayoría de las personas?

Sí, yo creo que el arte es un lujo. Es un lujo porque necesitás tiempo, necesitás comprar insumos. También es un lujo que tengas inspiración, es un lujo que puedas hacerlo y es un lujo que lo hagas bien, porque arte hace cualquiera, pero arte que sea digno de admirar, hacen pocos. Entonces, ya desde sólo pensar en la admiración, como se admira a pocos, la admiración es un lujo. 

Y, además, es caro…

Y sí, pero hoy en día vivir es caro. Pero también se puede hacer arte con cualquier cosa. Hay gente que gasta mucho dinero en buenas telas, buenas pinturas y no logra algo lindo. Porque ¿qué es algo lindo?, es belleza, y ¿qué es la belleza?, la belleza es armonía. Si vos no ponés armonía y no le ponés corazón a lo que haces, no te va a salir algo lindo. No es lo mismo pintar un cuadro que pintar 10 cuadros por encargo; el número 10 ya no te va a salir tan bueno como el primero, porque perdiste las ganas.

¿Cómo crees que el arte puede llegar a más gente, de qué depende?

Yo creo que depende del momento, y estamos en un momento mundial muy complicado. La gente tiene tantos problemas para sobrevivir que no tiene tiempo de mirar arte. Si estás pensando en el día a día y en sobrevivir, no tenés tiempo y ganas de mirar arte.

Por eso, sacando a los grandes artistas a grandes escalas que venden a millonarios, que tienen el problema de subsistir arreglado, vender arte a la media se complica.

Esto nos lleva a una pregunta clásica… ¿se puede vivir del arte?

Se puede vivir de lo que uno quiera, depende qué es lo que llames vivir, y eso lo dejo a criterio de cada uno.

Entonces quizás la pregunta sería si se puede comer del arte…

Si sos muy buen artista, estás enfocado en muy buen público, tenés mucha suerte y es el momento… sí.

Volvemos al tema de Van Gogh, mi referente; él hoy en día, sería millonario, pero en su momento se murió de hambre. Todo tiene un momento, un momento en la época y un momento de la vida, pero vivir del arte siempre se complicó. En general, yo no conozco a ningún artista que viva, y que viva bárbaro, del arte.

En cuanto a tus técnicas de trabajo, ¿cómo las desarrollaste?

Soy autodidacta, creo técnicas nuevas, traigo cosas de afuera para aplicar en los cuadros. El arte está en cualquier cosa, si vos ves una hoja que tiene una buena terminación, un buen color, ya la hoja misma es una obra de arte, que vos puedas ponerla en el lienzo o en donde quieras ya estaría bien. 

Pero a veces no se puede transmitir la belleza que uno ve en la tela, a veces se distorsiona. Porque en la vida, nada es verdad ni nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. El mismo cuadro que a vos puede transmitirte belleza y paz, a otro le puede transmitir intranquilidad, porque ese alma vibra intranquila. Depende de cómo cada uno mira el cuadro, por eso el cuadro en sí es, y lo que le da o le quita belleza son los ojos del observador.

¿Qué técnica disfrutás más?

Lo que más me gusta es el collage y pintar sobre el collage, técnica mixta. La pintura sola a veces me parece muy pobre, te deja un solo rango de posibilidad, pero en el collage estás aportando cosas nuevas, piedritas, cuadraditos o espejitos. Cuanto más materiales aporte, más enriquezco la obra. 

Para mí eso es arte, no es sólo pintura, sino que es cuatro o cinco cosas más que aportás y lo hace más valioso, tiene más trabajo. Porque no es lo mismo poner cosas porque sí que saberlas combinar, ahí está el arte o la belleza. Si vos ponés cualquier cosa es como un bodoque de cosas todas juntas, sin orden, y para que haya armonía tiene que haber un orden.

Acá ya estamos hablando del trabajo del artista sobre el azar o el caos…

Claro, exactamente, hay gente que no sabe cómo ordenar el caos y hay gente que sabe cómo ordenar el caos, darle color, y ahí surge la obra. Yo pinto una mancha, pero ¿qué es una mancha?, mancha es un caos, pero una mancha bien armónica, con colores lindos, que contrasten y que vos lo ves y te transmite una buena sensación, eso es belleza. ¿Qué es belleza?: armonía; ¿dónde no hay una obra de arte?: en el caos. Ojo que hay gente a la que le gusta una obra de arte que sea un caos, porque no todos vibramos de la misma manera, pero para mí la belleza es armonía.

A la hora de trabajar en tus obras, ¿pensás en el otro?

Todavía no me pasó hacer una obra para alguien que conozca y sepa cómo vibra. Generalmente, hago una obra porque a mí me vibró en ese momento y quizás después pienso en alguien. Por ejemplo, a una amiga mía que le encanta como pinto le dije: esta pintura es para vos, y le encantó, porque más o menos sabía qué le podía gustar, pero mientras la estaba haciendo ni se me ocurrió pensar en ella, en ese momento surgió. ¿Por qué surge?, porque tengo una serie de manchas y de formas que tengo que tratar de hacerla lo más armónica y bella posible, y en ese momento no tengo tiempo de pensar en otro, el otro en ese momento es la pintura, o qué le voy a poner a la pintura, no el mundo. Por eso, al pintar, me abstraigo del mundo.

Cuando pinto, me tiene que gustar a mí. Si no me gusta a mí. Aunque sea un encargo, me olvido del otro. Tengo en cuenta los colores que pidió, pero pinto para mí, para que me guste a mí, y sí me gusta a mí, seguro le va a gustar al otro.

¿Estás exponiendo actualmente?

Sí, una obra mía ya fue a París, y ahora se va otra a Barcelona. Además, hay dos galerías que me pidieron obras para fin de febrero y para marzo. Apunto a vender en el exterior, que es donde más se pagan las obras. Acá, por más que la obra valga, la gente no invierte tanto dinero en arte, y mis trabajos no son baratos. 

¿Qué te gustaría que reciba quien tiene una obra tuya?

Sobre todo, que lo haga feliz. Por ejemplo, a mi amiga Anelle le regalé un cuadro mío, lo abrazó y me dijo que se llenó de felicidad, y que lo mira y se pone contenta. Eso es lo que un cuadro debe transmitir; que cada vez que uno pase, sienta que se abstrae del mundo, que diga: “qué lindo”. Ese segundo que uno dice “qué lindo”, es un segundo de felicidad. Si yo logro eso con cada cuadro que regalo o que vendo, estaría feliz, estaría hecha.

Nota y Fotografías: Marcelo Iglesias