La creadora detrás de las cadenas de hoteles más exquisitas del mundo

Puede haberse imaginado como Adam Sandler y Drew Barrymore en su romántica película en El Palacio de la Ciudad Perdida de Sudáfrica. O como una exitosa mucama del Waldorf Astoria de Nueva York enfundada en los estrechos trajes de Jennifer López. Tal vez sumergida en la bruma majestuosa de la Venecia de Woddy Allen en «Todos dicen te quiero” desde la terraza del Gritti Palace o como una chica Bond en “Octopussy” dentro del Taj Lake Palace en Udaipur. Durante gran parte de su vida a Tara Bernerd le interesó el cine. «Incluso -cuenta en charla exclusiva con la nacion revista- fui a la escuela de cine por un tiempo”.

Con la mirada de lente de director de cine, Bernerd ha logrado dos objetivos complejos en el mundo del interiorismo y de las películas: que cada obra sea diferente, pero que conserve ese sello en el orillo que la hacen parte de su portfolio creativo. «Hay muchas similitudes entre el mundo de las películas y los hoteles. Ya sea que un creativo esté diseñando un edificio y su interior o haciendo un largometraje, se necesita armar un equipo con una gran cantidad de personas creativas, cada una con roles individuales significativos, creando algo juntos que debe ser visualmente estimulante y comercialmente sólido”.

Nacida hace 47 años en Paddington, Londres, su mundo de la infancia estuvo rodeado de elegantes casas georgianas, Norfolk Square Gardens, Hyde Park y Regent’s Park. Ese escenario tranquilo, citadino pero relajado y familiar, permitía dejar volar la mirada de enfoque y planos que Tara Jazmin ejercitó desde pequeña. Aunque se autodefine como “en constantemente movimiento”, nunca dejó de vivir en su ciudad natal. Vive hoy en un apartamento de un edificio de Norman Foster junto al río Támesis. “Representa con literalidad mi filosofía de diseño -indica-. Con una mezcla de hormigón, maderas y cuero azul. Una impertinente obra de arte de Harland Miller preside la sala de estar. Pero el principal atractivo para mí es la vista del agua, el terraplén de Chelsea y el puente Albert”. La arquitectura del edificio acompaña en un equilibrio perfecto entre lo ultramoderno con una sensación de barrio que las tiendas y los bares aportan para crear un clima personal alrededor de Battersea Park. «Es raro encontrar una vista así justo en el agua con vegetación y árboles alrededor. Me atrae mucho la naturaleza”, explica.

¿Por dónde empieza a la hora de pensar un diseño?

Me resulta muy complejo hacer discursivo un proceso que es intuitivo para mi. Se trata de la arquitectura de los espacios interiores y de los diseños. Es donde se inicia todo. Debo experimentar el espacio, entender el destino y organizarlo en mi cabeza de manera óptima para lo que se lo quiere. En ese momento se esquematiza el diseño. Con ese plano de líneas y bosquejos, pasamos a idear la paleta. Eso es lo que yo llamo ADN del proyecto: los pisos, los techos y las paredes resultantes respetarán esa genética, serán el tronco histórico de diseño. Este es el momento de poner en juego las texturas. Desde este punto, como un trabajo sobre capa, el diseño se compone de superposiciones que van respetando el ADN, creando concordancia y armonía con la percepción original y el destino final. Aquí llegan las telas, los muebles, hasta desmenuzar a partículas de detalle, como los libros o los cuadros.

¿Cuáles son los paradigmas que diferencian el interiorismo de hoteles del diseño de viviendas?

En principio entender que mucha gente diversa pasa por una habitación o un lobby, sin embargo todos se quieren sentir como en casa. El diseño es clave para lograr ese objetivo y es el punto de partida para todos nuestros trabajos. También hay una línea conductora del propio hotel, que en una vivienda se puede dinamitar, incluso a pedido de los dueños. Es común que los hoteles siempre quieran conservar algunos rasgos, aunque visualmente terminen no notándose, pero hay cierta personalidad que debe trascender la obra. 

¿En qué se encuentran ambos estilos de diseño?

En una condición que en viviendas ha comenzado a ser cada vez más importante: la permanencia. Es importante tener explícitamente presente que un buen diseño tiene que ser práctico además de hermoso. Eso pasa en casa y también en un hotel. Nuestros diseños deben resistir el paso del tiempo. Debe ser hermoso y duradero. Otro punto que coincide es el recorrido de la arquitectura. Las personas siguen un cierto camino en las propiedades. Entonces  tenemos en cuenta el recorrido del cliente en un hotel, pero también de los habitantes en una casa. Aunque la sorpresa y la presunción de la experiencia de llegada deben combinarse con las necesidades operativas en un hotel. 

¿Por dónde empieza a crear el estilo de un hotel?
Hay una gran sensación de ilusión y un sinfín de posibilidades cuando empezamos un proyecto. Es ese momento en el que tratamos de comenzar a encapsular el estado de ánimo, el ADN que te mencionaba, la actitud del hotel. A veces, la inspiración puede llegar más rápido en unos que en otros, pero tiendo a encontrar que hay un momento casi mágico en el que estamos discutiendo los diseños del hotel, siempre nuestro punto de partida, y puedo imaginar cómo se ve y se siente todo para el espacio que será, hasta los acabados y la paleta. Luego comenzamos a incorporar imágenes, mosaicos y telas y el diseño comienza a tomar forma.

El brebaje de la hechicera

Luego de un camino personal, decidió darle forma a su propio estudio, el que abrió en Londres en 2002. En su porfolio se encolumnan marcas como Rosewood Munich; los hoteles Four Seasons de Londres de Nueva York y Fort Lauderdale; Zentis Osaka, Belmond Maroma, Thompson Hollywood, Conrad Grand Avenue Hotel en Los Ángeles y Yoo junto Philippe Starck; así como proyectos residenciales en Nueva York, Londres y Hong Kong. 

Su dinámica de trabajo se inicia antes de las 9 a.m. y finaliza a las 19, salvo cuando los husos horarios le exigen conexión a contramano. El tiempo libre y con la familia son esenciales y, a menos que esté de viaje por trabajo es una devota de los fines de semana. Está casada en terceras nupcias desde 2019 con el financista Tommy Foxcroft. Asegura que el lujo que le gusta se identifica con “una mujer vestida de Dior, con unos pendientes de diamantes, sobre una poltrona de Starck y una copa de cristal de Baccarat”.

Tiene una especie de filosofía propia a la hora de “pintar” los espacios.
Intento apostar por un enfoque holístico, que permite dotar de identidad a cada uno de los proyectos. Desde la primera reunión de trabajo contemplo los elementos clave que tendrán presencia en el interiorismo. La filosofía de diseño tiene muchas capas, teniendo en cuenta muchas influencias diferentes y tratamos de asegurarnos de que cada proyecto que emprendemos sea autóctono del entorno circundante y, por lo tanto, encontramos que cada uno tiene su propia identidad única. Basándonos en la cultura local, la historia, el clima y la atmósfera de un lugar, buscamos crear un ADN de diseño que abarque por completo el carácter y la identidad del lugar en el que se encuentra. Dicho esto, hay un hilo que recorre nuestros proyectos desde los diseños considerados hasta la elección de acabados y el uso audaz de materiales en capas.
 

¿Cómo se trabaja la identidad en cada cadena hotelera?

Tal vez una de las cosas que más disfrutamos es ese reto. Puede ser la empresa más enorme, por lo que desde el comienzo es en gran medida un viaje de colaboración, lo que nos asegura permanecer siempre fieles al proyecto y crear un diseño seductor y un hotel hermoso. Pero también están los pequeños, los boutique. Es ahí donde me divierte viajar a lugares que aún no he descubierto, visitar las tiendas de antigüedades y explorar. Siempre quiero traer la sensación de estar en un hogar lejos del hogar. Ya sea que el proyecto esté en el centro de Los Ángeles o en una playa de México, una de las formas que encuentro para hacer esto es tratar el hotel como si fuera mi propia casa, aunque claramente en una escala mucho mayor. Por lo tanto el restaurante es mi comedor, el bar mi sala de estar” y así sucesivamente. Es importante equilibrar los grandes momentos, como el momento de la llegada a Conrad Los Ángeles, con los espacios más acogedores e íntimos a los que puede escapar aun dentro de la propiedad. Al hacer esto, aportamos un carácter único no solo al hotel sino a cada espacio dentro del hotel.

¿Cómo es su experiencia como viajera cuando llega a un hotel por primera vez?

De una curiosidad constante, especialmente en lo que respecta al diseño. Me encanta probar hoteles nuevos en los que no me he alojado antes, pero también saborear viejos amigos que tienen reformadas recientes. Prefiero una habitación atractiva, espaciosa y con un diseño inteligente, con una buena cama y ropa excelente, un baño con muchos estantes. Sin embargo, un gran diseño no es nada sin un servicio amable y eficiente, las personas terminan construyendo la atracción principal para ponerlos en mi estante de favoritos.
 
No se trata sólo de cosas bonitas. El diseño es cómo crear el genoma, ¿no?
Esto es muy cierto: al abordar un diseño, es fundamental para nosotros como estudio crear algo único. Nos inspiramos en el paisaje natural o urbano de la ubicación de los hoteles. Al basarnos en la cultura local, la historia, el clima y la atmósfera de un lugar, buscamos adoptar su carácter e identidad en el que se encuentra y esto se refleja en nuestro diseño de interiores.

¿Qué papel juega la vista a través de las ventanas? ¿Es mejor una buena vista o es demasiada competencia para el diseño?
Siempre es un placer tener una buena vista, que solo realza el diseño. En el Conrad Los Ángeles, el hotel tiene las vistas más impresionantes del icónico Walt Disney Concert Hall, justo enfrente. Nuestra respuesta a este desafío fue asegurarnos de que nuestro diseño interior fuera lo más cautivador posible, de modo que quisieras mirar dentro del hotel en sí mismo, tanto como mirar la vista. El placer adicional es que puedes vislumbrar toda la maravillosa arquitectura del centro de Los Ángeles, en todo el edificio.

¿Cree que hay diferencias en el diseño de los hoteles cuando los hace una mujer?
Diría que hay un enfoque diferente para todos los diseñadores, basado en su propia experiencia y sensibilidad. Entonces, aunque abordaré un proyecto con un punto de vista particular, mi equipo está compuesto tanto por hombres como por mujeres. Esta es una pregunta difícil de responder. Supongo que hay algo de cada uno en lo que hacemos, de modo que en mis proyectos debe haber algo de mujer que si no estuviera yo, no lo encontrarías.

Siguió creando durante la pandemia, ¿cómo fue esa experiencia?
Seguimos con una serie de proyectos hoteleros en América del Norte, Europa y Asia. A pesar de los desafíos hemos descubierto que, en términos de diseño, muy poco ha cambiado con la pandemia. Ya sea un lobby lounge, un bar o un restaurante, siempre hemos preferido diseñar espacios flexibles que puedan cambiar para adaptarse a las necesidades del hospedaje. 
 
¿Cuál es el futuro del diseño hotelero? 
Si bien no creo en las tendencias per se, ya que pueden ser tan descartables por su propia naturaleza, sí creo que hay movimientos u ondas en el diseño. De cara al futuro, creo que las principales diferencias se verán operativamente, con un mayor uso de aplicaciones móviles para el check-in electrónico, personalización de estancias. Como contrapunto a esta tecnología, hemos visto durante mucho tiempo un movimiento hacia el diseño biofílico. Esto es algo que siempre me ha fascinado y es cada vez más relevante hoy. Ya sea que estemos diseñando un proyecto en una ubicación en el centro de la ciudad o para un hotel turístico, intentamos siempre que sea posible introducir una conexión con la luz y la naturaleza en nuestros diseños. Esto puede tomar muchas formas, desde paredes verdes hasta jardineras, hasta desdibujar las líneas entre el interior y el exterior. Este vínculo con la naturaleza ayuda a infundir una sensación adicional de calma y bienestar a un espacio y brinda la sensación de estar en un oasis en medio de la ciudad.

Por Flavia Tomaello