Miguel, el venezolano de la Shell

DE PARAÍSOS PERDIDOS

“Mi nombre es Miguel Ángel Quilote Ocando, pero, bueno, todos me conocen como ‘el venezolano de la Shell’. Yo vengo exactamente del estado de Falcón, de la península de Paraguaná, un lugar muy turístico, hay muchas playas, mucho mar, es algo muy lindo”.

Lo que nos cuenta Miguel suena a paraíso, pero muchas veces la generosidad de la naturaleza y la obra de los hombres no van de la mano.

“Para nadie es un secreto la situación crítica que vivimos los venezolanos, es muy caótico lo que se vive. Una cosa es lo que se dice y otra cosa es vivirlo, lo que es la escasez, la necesidad. Recuerdo que teníamos que hacer colas kilométricas, con mi hija en brazos, para comprar un paquete de pañales, papel higiénico, y demás. Así que en el 2016 me uní a esa caravana de venezolanos que salieron para este rumbo en busca de darle una mejor situación a mis hijos, tanto económica como de estilo de vida… salimos para buscar un mejor futuro familiar”.

UN NUEVO MUNDO

Las historias de inmigrantes, de cualquier época, suelen tener la misma mezcla de tristezas, esperanzas, decepciones, pérdidas y reencuentros. Y la de Miguel y su familia no es distinta a esas otras historias.

“Es muy difícil dejar todo atrás. Yo creo que debes ponerte un límite, una barrera, para confrontar ese miedo, porque tú no sabes lo que te pueda pasar en el camino. Es viajar a otro mundo, sin saber con qué te vas a encontrar. Es a la vez enfrentar tu miedo y tener que alejarte de tu familia, de tus hijos.

Yo me vine con mi hermana, salimos los dos con una mano adelante y una mano atrás, salimos a probar suerte. Vivimos en la casa de una prima por una semana, hasta que nos salió una situación de trabajo, gracias a Dios, y nos trasladamos para acá. Al principio, no fueron las mejores condiciones, te soy realista, pero fueron los momentos que me fortalecieron para llegar a donde estoy. Habíamos dejado todo para venir a un sitio donde ni siquiera teníamos un colchón, o una cama, o una heladera, era nada más un sitio donde nos acostamos en un colchón inflable que nos habían prestado, que se dañó y nos tocó dormir en el piso. Después conseguimos una conservadora, entonces ahí guardamos un poquito de jamón, de quesito, para poder comer… 

Empezamos como recepcionistas en una remisería, sin saber las calles de acá, sin saber lotes, sin saber nada. Lo que nos decían, así como lo entendíamos, lo repetíamos,

Y la verdad es que es otro mundo, por más que tengamos un dialecto muy parecido. Me acuerdo que en cuanto nos ubicamos, me tocó agarrar el segundo colectivo y me perdí. Yo me vine sin teléfono, usaba el de mi hermana y tenía que grabarme todo, como para después volver hacia casa. Te cambia todo, es un mundo distinto”.

LOS ÁNGELES

“En Venezuela yo trabajaba en estaciones de servicio, llegué a administrar en mi provincia dos estaciones. Entonces, pasaba por acá, por el frente, y no quería saber nada del mundo de las estaciones de servicio. Pero bueno, decidí tocar la puerta… y me la abrieron.

En mis entrevistas, les dije: sé de esto, de surtidores, sé un poco administrativo, sé lo que son bombas sumergibles, cómo se puede manejar, pero lo que me interesa es entrar a trabajar, así sea limpiando baños. 

Y así fue que me dieron la oportunidad y entré como experto de playa. Ya tengo 6 años trabajando acá, pero el primer mes no fue nada fácil. En Venezuela yo estaba para solucionar, acá generaba problemas durante mi primer mes, pero después se fueron dando las cosas, fueron saliendo, me fui adaptando, fui conociendo, fui aprendiendo. Pero, además, hubo ángeles que me aceptaron, personas que me ayudaron mucho”.

LOS ABRAZOS NECESARIOS

Por supuesto, las dificultades en la búsqueda de trabajo o en la adaptación a un nuevo país y una nueva cultura no tienen comparación con el sufrimiento que implica estar lejos de los seres queridos. 

“Cuando me vine, el 31 de octubre de 2016,  volé desde mi provincia a Caracas y de Caracas a Ezeiza. Pero mi familia tuvo que salir en un remís desde casa hasta la frontera con Colombia, pasando necesidades, porque no se consigue el combustible, y con las alcabalas matraqueras* cuando iban a pasar del puente hacia Colombia, un desastre. Llegaron allá, sellaron pasaporte, y volaron de Cúcuta a Bogotá, y de Bogotá volaron hasta Montevideo, y de Montevideo se pagó un remís hasta acá. O sea, yo viajé directo pero ellos pasaron por muchas cosas, mis dos hijos, mi esposa y mi mamá, que me la traje.

Así que el reencuentro… imaginate…, ellos estaban agotados, desesperados por  llegar, y al vernos, bueno, ese abrazo… Tú te pones a pensar y analizar y dices: tan cerca que los tenía y no sentía o no expresaba o no daba este abrazo… tuvo que pasar más de un año de separación para darme cuenta de que hay que abrazarse, amarse y quererse. Porque vivimos lo cotidiano, pero entonces, cuando te separas por un determinado tiempo, empiezas a valorar y darte cuenta de esas cosas que realmente tienes y que necesitas”.

LA NÚMERO UNO

Ya con su familia cerca, Miguel encontró más energía y ganas para seguir esforzándose y progresando. Actualmente, es encargado de playa, y de una estación de servicio que no es cualquiera…

“Hemos sido primero número 1 en la zona, después en Argentina, y ahora somos número 1 a nivel mundial: en seguridad, salud, medio ambiente, en Atención al Cliente. Acá hacemos un trabajo muy duro. Tenemos alianzas con el Municipio de Tigre y con Fundación Nordelta, y hacemos varias campañas. Por ejemplo, campañas de donación de juguetes para el día del niño, de donación de abrigo en invierno, campañas escolares para ayudar a los chicos más necesitados de la comunidad. Se hizo un programa con la Fundación Nordelta, que salió por parte de Marcela, la gerente general: Creando Futuros Expertos, por el que chicos de pocos recursos vienen y hacen sus capacitaciones sobre cómo manejar una computadora, cómo hacer una buena Atención al Cliente, cómo manejar un postnet, les hablamos un poco de lubricantes, del combustible, surtidores. 

Y tenemos también los bloques ecológicos que se hacen con el plástico que recolectamos, se trituran y se hacen bloques y ladrillos ecológicos.

Muy pocos saben todo lo que hacemos, es mucho más que despachar combustible”. 

DE RAÍCES Y TRAMPOLINES.

En Miguel, como en la mayoría de los inmigrantes, conviven la esperanza de un futuro mejor y la añoranza por lo que tuvo que dejar atrás. Pero, lejos de detenerlo, esa dualidad lo hace más fuerte.

“Mis raíces están allá, soy de padres separados y mi papá está allá, y tengo tiempo sin verlo. Mis primos, mis tíos, mi suegra, están allá. Me gustaría volver por lo menos a dar ese abrazo que sentí yo cuando llegó mi familia acá, pero es difícil, hoy en día en mi país las cosas están muy difíciles.

Cuando salí de Venezuela le dije a mi esposa: esto va a ser un trampolín, pero no sé si voy a seguir saltando. Por ahora, me quedo acá tranquilo. Y además, muy agradecido. 

Porque agradezco a toda esa gente que apostó por mí, a mi esposa, a mi mamá, a mi hermana que vivió y compartió conmigo altos y bajos. Les agradezco a Marcela, mi gerente general, a Leandro, que es el dueño, porque cuando tuve frío en mi primer invierno, ellos me dieron calor, cuando comía pan me dieron algo para poder hacerme un huevito, y es algo que a mí me llena muchísimo. Son muchos más, todo mi equipo, y también hay muchos clientes que se preocupan y se preocuparon. Le agradezco a esa gente, a todos esos ángeles, como dije antes, que apostaron en mí, en verdad les quiero agradecer a todos ellos. 

Y bueno. Aquí estamos. Y aquí seguimos. 

*alcabalas matraqueras: grupos que extorsionan a los automóviles en las rutas para conseguir comida o bienes a cambio de permitirles el paso. 

LA FICHA DE MIGUEL

Edad: 38 años.

Estado civil: casado, afortunadamente.

Hijos: Dos hermosos hijos gracias a mí… jajajaja.

Hobbies: Mi trabajo, me gusta lo que hago.

Hincha de algún cuadro venezolano: Me gusta mucho el  béisbol y soy fanático de los gloriosos Navegantes del Magallanes.

Hincha de algún cuadro argentino: de la Selección Argentina.

Género de música preferido: Me adapto a cualquier tipo de música.

Comida preferida: La arepa y el asado.

Bebida: La cerveza.

Un sueño: Reencontrarme con toda mi familia y amigos.

Un lugar o país que te gustaría conocer: Me gustaría terminar de conocer  Venezuela.

¿Cómo te gustaría que fuera tu futuro?: Estable económicamente, para mejorar la calidad de vida de mis hijos y que no pasen por lo que he vivido yo.