Vero Petrina: Sinónimo de arte

Artista multifacética que destaca en el vibrante mundo del arte. Con una pasión que trasciende los lienzos, Vero no solo pinta, sino que también comparte su amor por el arte enseñándole lo que les apasiona a otros. Se ha convertido en una obligada referencia en nuestra zona, por sus técnicas de acuarela se ha ganado el reconocimiento y la admiración de mucha gente.

Vero trasciende a través de sus alumnos, procedentes de varios países. Ellos manifiestan que hay un antes y un después de participar en estas jornadas de enriquecimiento humano, más allá de la técnica y los tips que les aporta nuestra entrevistada.

Le preguntamos por su nombre.

Me llamo María Verónica Petrina, pero uso Vero Petrina como firma en mis obras y mi marca, nos dice la artista arraigada en San Isidro Labrador.

¿Y cómo nació Vero Petrina?

Creo que soy pintora desde que era una niña (como siempre cuento, mi mamá es una gran pintora y gracias a ella he vivido siempre rodeada de arte, pinturas, bastidores y colores), además que me transmitió su amor por las plantas, y hoy son mi gran fuente de inspiración. Pero no fue hasta hace aproximadamente 5 años que decidí dedicarme exclusivamente a esto, creo que antes no lo había imaginado…

El ADN emerge y de qué forma.

Cuando era niña, quería estudiar medicina, y creo que siempre voy a seguir pensando que es mi vocación frustrada. Pero como eso no iba a pasar, fui a inscribirme en la carrera de Bioquímica (quería algo relacionado con la medicina). Sin embargo, estando en la cola para la inscripción, vi un cartel de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil. Automáticamente, sin pensarlo mucho, cambié de fila, ¡y esa fue la carrera que elegí! 

Durante mis estudios en la facultad, aprendí muchísimo más sobre arte. Tenía materias como Medios Expresivos, proyectual y dibujo, donde usábamos todos los materiales imaginables: modelo vivo, carbonillas, lápices, pasteles, todo. Creo que desde que comencé la carrera, no pasé un solo día sin dibujar. Cuando estudiaba, no nos permitían usar la computadora para nuestras presentaciones, así que todo lo hacíamos a mano, y eso me dio una práctica increíble y mucho conocimiento del color. 

¿Y cómo se despertó tu pasión por la enseñanza?

Fue cursando Historia del Arte que descubrí mi pasión por enseñar. Apenas terminé el primer año, me convocaron para ser docente alumna, lo cual para mí fue emocionante y genial. Me di cuenta de que aprendía más enseñando que estudiando. Preparaba mis clases con esmero y las explicaba con muchas ganas. Estaba convencida de que había profesores que no sentían pasión al enseñar, y yo quería ser diferente y transmitir lo mejor posible lo que sabía.

Al terminar la carrera, me convocaron de la cátedra de Diseño de Indumentaria y Textil para ser docente, ya con un cargo. Por supuesto, acepté, y aunque era muy cansador, ya que daba clases en el turno noche y pasaba los fines de semana corrigiendo, ¡lo amaba! Después de 5 años tuve que dejar de enseñar porque no me alcanzaba el tiempo. Desde entonces, me enfoqué en mi carrera y, como hobby, seguí pintando y bailando. 

Trabajé en una empresa de diseño de indumentaria desde los últimos años de mi carrera hasta que nacieron mis mellis, y acá hago un apartado…

Hablanos un poco de la Vero mujer, madre y esposa.

Soy mamá de tres hijos: Valentino, el mayor, Renata y Baltazar, los mellizos. Cuando nacieron, mi jefa me ofreció, con su ayuda, independizarme, y así fue como fundé VAREBA, una empresa de uniformes para promotoras, eventos y empleados. VAREBA fue creciendo y la demanda de la empresa y ser mamá de tres me alejaron de la pintura, aunque seguía dibujando y creando todos los diseños de mi marca.

Hasta que llegó la pandemia… en ese momento, creí que era el peor momento en el que podía pasar.  Estaba en pleno ascenso laboral, con muchos clientes importantes y mucho trabajo. Estaba enojada y preocupada, pero imaginaba que duraría poco, cosa que no fue así…

Cada semana y mes que pasaba, me dejaba en una peor situación. Mantener una empresa que no generaba ingresos me angustiaba mucho. Ser maestra para mis hijos de segundo grado (porque no les daban las clases por Zoom), limpiar, cocinar, la rutina diaria de estar todos en casa todo el día hizo que no encontrara momentos para mí, para sentirme bien, hasta que viendo un programa de decoración, decidí que iba a pintar unos cuadros para mi cocina, y desempolvé todos mis materiales…

Y fue magia, simplemente eso, magia. Como si me hubieran quitado una venda de los ojos, encontré que me apasionaba profundamente estar pintando, que me hacía sentir completa, llena de ideas y nuevamente de ilusión. 

Lo hablé con mi marido y gracias a su apoyo, empecé el camino. 

Pero tenía una idea muy clara: a mí me encanta ser pintora, pero no podría dedicarme solo a pintar 24/7. Soy diseñadora, me gusta crear y supe que mi arte lo quería, no solo, para decorar una pared con un cuadro, sino que también empecé a imaginar telas con mis flores, ilustraciones en libros, papelería, packaging y mucho más. Es tanto lo que se puede hacer con el arte, que supe que no quería que el papel fuera el límite.

Aún no he llegado a desarrollar esto como me gustaría. Sueño con hacer colaboraciones para marcas, ilustraciones para libros, diseños para packaging de marcas, pequeñas colecciones de estampas para terceros, etc., pero creo que ya va a llegar… 

Mientras tanto, desarrollé estampas para mis propios productos, mi línea de estuches para artistas (portapinceles, estuches de viaje y cartucheras) y mis propios libros de ilustraciones botánicas para pintar.

Y por supuesto, volví a mi gran amor que es la enseñanza y poder transmitir lo que sé, pero ahora con el plus de que la acuarela además resulta ser muy terapéutica y hace bien a la mente y al alma, y eso me hace feliz. 

Empecé con cursos grabados (ya tengo 3) y seguí con clases por Zoom. Hoy tengo muchísimas alumnas en mis talleres de todas partes del mundo, desde Ushuaia hasta La Quiaca y en muchos países de habla hispana, como Chile, Uruguay, Perú, España, México y Colombia. ¡Y como plus también doy talleres presenciales y viajo para dar workshops de acuarela a distintos lugares y países!

Resulta ser que finalmente, la pandemia cambió mi vida para bien. Antes vivía en Capital porque mi empresa me exigía estar allí. Una vez que la cerré, pudimos mudarnos a Tigre y armar mi pequeño taller y si me preguntan, creo que es mi lugar en el mundo. Estar rodeada de naturaleza es lo que me hace feliz, además de ser mi gran fuente de inspiración. 

Poco a poco, Vero Petrina va creciendo. Ella reconoce que aún le falta encontrar el equilibrio, porque ama tanto lo que hace, que sabe que le dedica muchísimas horas. 

Es como si algo se hubiera despertado en mí con el arte y ya no quisiera dormir, concluye Vero rodeada de cuadros, proyectos y pasión por el arte.

Sobre mis productos:

A medida que Vero Petrina fue creciendo, también vi que hay necesidades puntuales de cosas para suplementar al artista. Muchas personas dicen que no saben dibujar, es más, para muchos es “la traba” y el miedo a la hoja en blanco es otro factor de bloqueo, por eso es que viendo esto, cree ya dos libros de ilustraciones botánicas para pintar. Estos libros tienen su versión física, son hermosos, de tapa dura y realizados en papel de acuarela, para poder pintar directamente.

Pero también tienen su versión digital, a un menor costo y para quienes viven en otros países.

Y lo otro que cree es una línea de estuches, son portapinceles y acuarelas y están cuidadosamente pensados, las telas son diseñadas por mí, con estampas que surgen de mis acuarelas.

Recientemente se unió a la familia el estuche de viaje, ya que me di cuenta que al viajar llevaba muchos bolsitos para poner todas mis cosas de arte y ahora todo puede estar ordenado, cuidado y en un solo lugar.